Hubo un tiempo que tener una casa en el puerto de Acapulco era algo de ensueño, donde las elites o jet set se alojaban para organizar fiestas de renombre con los invitados correctos, disfrutar las puestas de sol o descansar bajo una camilla junto con tu copa de champagne, esas actividades las realizaba el empresario multimillonario estadounidense William O. Jenkins.
Jenkins, el "gringo" más odiado por los mexicanos, construyó en 1949 una casa en la península del fraccionamiento Las Playas, la cual posee una asombrosa y estratégica vista de 360° de la bahía de Acapulco.
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En esta propiedad se aprecia el Canal de Boca Chica y la Isla de La Roqueta, así como de la península de El Diamante. Actualmente, está en el abandono y el olvido del Acapulco que brillaba como un anillo o joyas que usaba la gran actriz mexicana, María Félix, su esplendor fue opacado por la diversidad de problemáticas, entre una de ellas la inseguridad.
Dicho inmueble contaba con más de cuatro pisos, así como una alberca y una espectacular terraza para admirar la bahía de Acapulco, que es una de las bellezas naturales más admirables en el mundo.
Además, pasaron por varios huracanes como Paulina en 1997, Ingrid y Manuel en 2013, Otis en 2023 y el más reciente John en septiembre de 2024, los cuales no han derribado su estructura que ha permitido mantener su firmeza.
William Jenkins visitaba de forma constante el puerto turístico y tenía una afición por la pesca, solía invitar en su mansión a sus “amigos poderosos” como: a los hermanos Maximino, Manuel y Rafael Ávila Camacho, políticos y militantes importantes del Partido de la Revolución Mexicana ahora PRI.
La mansión fue adquirida por el dueño del Heraldo de México, Gabriel Alarcón en 1970, la cual nombró “La Encantada Casa Sr. Gabriel Alarcón 1970, Carlos Obregón Formoso Arquitecto”.