Julio Ramírez un joven de 30 años de edad, busca contribuir a la economía del hogar y le dedica más de doce horas a su trabajo, recorriendo las calles de Ciudad Renacimiento ofreciendo fruta fresca por la mañana y paletas preparada con chile conocidas como “diablitos” por la tarde para reconfortar por algunos momentos a sus clientes del calor.
Con su charola en mano, Julio sale de casa a las 06:00 de la mañana y para él es el inicio de su jornada laboral y con la bendición de su madre que le ayudó a preparar todo confía en tener buena venta.
Recorre el boulevard de Ciudad Renacimiento, el hospital Donato G, Alarcón, el Centro Estatal de Transfusión Sanguínea y el de Oftalmología, la zona de farmacias y otros comercios y ofrece sus frutas frescas con miel, granola y yogurt, dependiendo del gusto del cliente con un costo de 25 pesos.
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Antes del medio día, Julio termina la venta de la fruta y regresa a su casa para ahora vender las paletas de limón y tamarindo combinados con chile en polvo, líquido y un poco de limón para darle más sabor y convertirlos en los famosos “diablitos” con un costo de 10 pesos.
En su hielera, Julio echa entre 60 a 70 diablitos y con este calor que se registra por la tarde, la venta es buena, aunque para él es cansado porque camina varios kilómetros bajo los fuertes rayos del sol, pero su meta del día es vender todo y poder obtener algunos pesos y ayudar en los gastos de la casa.
La vendimia de los Diablitos, termina entre las 17:00 o 18:00 horas y julio busca ganar dinero para contribuir a los gastos de la casa, debido a que está difícil la situación y los trabajos son mal pagados.
“Tenemos que buscarle de otra manera para poder sustentar los gastos de la casa”.
Julio dice que la temporada de calor se ha prestado para que se incremente sus ventas, pues los diablitos refrescan a sus clientes y con sabor.