Con más de 13 años de clavadista profesional, Jorge pensó que no lo lograría y ha cumplido su sueño al lanzarse 100 veces con antorchas en la mano de una altura de más de 35 metros de los riscos de la Quebrada.
Jorge Antonio Ramírez López, viene de tres generaciones de clavadista, desde su tío, abuelo y padre y ahora él sigue los pasos de su familia, aunque nunca pensó formar parte de esta tradición y lanzarse de la Quebrada y mucho menos con antorcha.
A pesar de las lesiones que ha sufrido cada vez que se lanza desde lo alto de la Quebrada, Jorge logró cumplir una meta y llegar al clavado número 100 con antorcha.
Todo comenzó como un juego y empezó a contar cada vez que se lanzaba con antorcha y pensó que algún día llegaría a los 100 clavados y así fue.
Jorge pensó mandar a hacerse una medalla de oro con pedacera de oro que tiene guardada, pero el tiempo paso de volada “ llegó más rápido los 100 clavados”.
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Recordó que el inicio como clavadista el 4 de Enero del 2010 y desde los 8 años su padre Jorge Mónico, ex clavadista lo llevaba a la Quebrada pero él no se animaba aprender porque le daba miedo el mar y no sabía nadar.
El lanzamiento de clavados con antorcha los ha realizado desde los 35 metros de altura y para los clavadistas es considerado como uno de los de mayor dificultad porque se apagan todas las luces.
Pero explicó que al lanzarse con antorcha se hace alusión de como se tiraban los primeros clavadistas de la Quebrada cuando no había iluminación.
“Los primeros clavadistas de la Quebrada para iluminarse inventaron las antorchas para poder guiarse en el camino con la luz del fuego de las antorchas y quedó como una tradición por eso se llama clavado tradicional con antorcha”, refirió.
Pero lanzarse de la Quebrada y lograr los 100 clavados no todo fue sencillo pues Jorge tuvo lesiones en su cuerpo, aunque lo fue dominando y también perdió un poco el miedo porque el lograr lanzarse con dos antorchas fue un reto.
Durante los 100 clavados con antorcha, Jorge sufrió las inclemencias meteorológicas como fuertes vientos, lluvias, mar de fondo o mar bravo, marea baja, malagua y hasta ha sufrido al lanzarse al mar cuando el agua está fría.
“Me he girado, me he sacado el aire, he caído mal y en alguna ocasión mis compañeros me sacaron del mar porque me lastimé”.
Jorge se ha lesionado la espalda, la cadera, el hombro, la columna y las costillas al tirarse mal desde los 35 metros de altura.
A sus 32 años de edad cumplió su meta y sueño de llegar a los 100 clavados con antorchas en sus manos, y le gustaría que los clavadistas que van iniciando también hagan lo mismo en contar cada lanzamiento que hacen desde los riscos de la Quebrada.
“Para los que van iniciando me gustaría ser una inspiración”, dijo Jorge clavadista profesional de la Quebrada.
Jorge, es contador de profesión y de su actividad como clavadista solventa los gastos de su familia y logró pagar sus estudios.
Se siente orgulloso de ser parte de esta tradición como clavadista dentro de los 89 años de la Quebrada al igual que su familia.