/ martes 13 de diciembre de 2022

Compadres y cantantes

Raúl y Ernesto, recorren la costera Miguel Alemán con bocina al hombro, un peine y un güiro de madera entonado melodías en busca del sustento. El músico no solo vive de aplauso, dicen

Desde hace siete años, los alegres compadres Raúl y Ernesto, salen de sus casas con una bocina al hombro y un peine y un güiro de madera a cantar por toda la costera Miguel Alemán y las distintas playas de Acapulco en busca de unas cuantas monedas que turistas y acapulqueños les regalen y así poder tener poco para sobresalir en esta vida tan complicada para los viejos dijeron.

Desde las 07:00 de la mañana don Raúl sale de su casa ubicada en una de las colonias cercanas a la unidad habitacional El Coloso, y posteriormente pasa por su compadre quien carga su güiro, toman su camión hasta la zona de la Base Naval donde inician su caminar restaurante por restaurant deleitando a los turistas quienes al escuchar las alegres melodías les regalan una moneda.

La edad de los dos alegres compadres como se dicen llamar, no es ningún impedimento para realizar su trabajo aun cuando este sea pesado y cansado por tanto caminar bajo los candentes rayos del sol, lo importante es poder tener dinero para pagar lo más importante que requieren sus familiares en sus casas.

Lee también: Amputado de las piernas sobrevive sin familia que lo apoye

No solo cantan un poco mal entonados como ellos dicen, sino también alegran su presentación bailando lo que arranca más rápido los aplausos de todos los que los escuchan, y al mismo tiempo les entregan las monedas lo que es de mayos satisfacción para ellos porque no son cantantes, pero si dos personas que no se rinden ante la adversidad que tiene esta vida llena de complejos y problemas.

“Ya estamos viejos, pero esto no quiere decir que estamos incapacitados para salir a buscar el pan de cada día a las calles, todavía tenemos fuerzas para trabajar, aquí caminando y cantando, divirtiendo a la gente que es lo más importante para nosotros que no nos dejamos rendirnos ni con la pobreza, la falta de trabajo ni con las enfermedades que ahora también se están llevando a mucha gente muchos jóvenes que pensamos que tienen toda una vida por delante”, expreso don Ernesto quien es acompañado por su instrumento musical El Güiro el cual dijo siempre va por delante.

Con un rostro alegre por la música que lleva en el corazón, don Ernesto, manifestó que inician a las 07:00 de la mañana su trabajo desde el momento en que salen de sus casas con la fe en Dios en que regresaran con su familia, recorren la costera y las playas terminando su jornada entre las 5 o 6 de la tarde todos los días, porque no solo de aplausos vive el músico.

“Si llegamos cansados, pero con un poco de dinero en las bolsas, y estos nos motiva para el siguiente día cuando nuevamente dejamos nuestras casas para iniciar otro recorrido más por la zona turística de nuestro bello puerto de Acapulco, el cual es el mejor de todo el mundo”, dijo don Raúl un señor de casi 80 años de edad.

Durante un día de trabajo, los alegres compadres, pasan a todos los restaurantes y a hoteles de la costera Miguel Alemán donde se encuentran los turistas que les aplauden y les regalan una moneda de cinco y 10 pesos y en ocasiones hasta billetes de 20 pesos los que nos alegran más los ojos cada vez que los recibimos.

Don Raúl, asegura que mientras Dios les preste salud y vida, junto con su compadre seguirán recorriendo todas las playas y la avenida Costera Miguel Alemán trabajando como desde hace siete años lo hacen con su bocina, el güiro, su voz y su micrófono que es también parte de los instrumentos de trabajo del dúo los “Alegres Compadres”.

Desde hace siete años, los alegres compadres Raúl y Ernesto, salen de sus casas con una bocina al hombro y un peine y un güiro de madera a cantar por toda la costera Miguel Alemán y las distintas playas de Acapulco en busca de unas cuantas monedas que turistas y acapulqueños les regalen y así poder tener poco para sobresalir en esta vida tan complicada para los viejos dijeron.

Desde las 07:00 de la mañana don Raúl sale de su casa ubicada en una de las colonias cercanas a la unidad habitacional El Coloso, y posteriormente pasa por su compadre quien carga su güiro, toman su camión hasta la zona de la Base Naval donde inician su caminar restaurante por restaurant deleitando a los turistas quienes al escuchar las alegres melodías les regalan una moneda.

La edad de los dos alegres compadres como se dicen llamar, no es ningún impedimento para realizar su trabajo aun cuando este sea pesado y cansado por tanto caminar bajo los candentes rayos del sol, lo importante es poder tener dinero para pagar lo más importante que requieren sus familiares en sus casas.

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No solo cantan un poco mal entonados como ellos dicen, sino también alegran su presentación bailando lo que arranca más rápido los aplausos de todos los que los escuchan, y al mismo tiempo les entregan las monedas lo que es de mayos satisfacción para ellos porque no son cantantes, pero si dos personas que no se rinden ante la adversidad que tiene esta vida llena de complejos y problemas.

“Ya estamos viejos, pero esto no quiere decir que estamos incapacitados para salir a buscar el pan de cada día a las calles, todavía tenemos fuerzas para trabajar, aquí caminando y cantando, divirtiendo a la gente que es lo más importante para nosotros que no nos dejamos rendirnos ni con la pobreza, la falta de trabajo ni con las enfermedades que ahora también se están llevando a mucha gente muchos jóvenes que pensamos que tienen toda una vida por delante”, expreso don Ernesto quien es acompañado por su instrumento musical El Güiro el cual dijo siempre va por delante.

Con un rostro alegre por la música que lleva en el corazón, don Ernesto, manifestó que inician a las 07:00 de la mañana su trabajo desde el momento en que salen de sus casas con la fe en Dios en que regresaran con su familia, recorren la costera y las playas terminando su jornada entre las 5 o 6 de la tarde todos los días, porque no solo de aplausos vive el músico.

“Si llegamos cansados, pero con un poco de dinero en las bolsas, y estos nos motiva para el siguiente día cuando nuevamente dejamos nuestras casas para iniciar otro recorrido más por la zona turística de nuestro bello puerto de Acapulco, el cual es el mejor de todo el mundo”, dijo don Raúl un señor de casi 80 años de edad.

Durante un día de trabajo, los alegres compadres, pasan a todos los restaurantes y a hoteles de la costera Miguel Alemán donde se encuentran los turistas que les aplauden y les regalan una moneda de cinco y 10 pesos y en ocasiones hasta billetes de 20 pesos los que nos alegran más los ojos cada vez que los recibimos.

Don Raúl, asegura que mientras Dios les preste salud y vida, junto con su compadre seguirán recorriendo todas las playas y la avenida Costera Miguel Alemán trabajando como desde hace siete años lo hacen con su bocina, el güiro, su voz y su micrófono que es también parte de los instrumentos de trabajo del dúo los “Alegres Compadres”.

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