El calentamiento de la tundra ártica dificultará la tarea de frenar el cambio climático, ya que el deshielo del permafrost y los incendios forestales liberan gases de efecto invernadero que no se tienen en cuenta en los acuerdos mundiales sobre emisiones, según un estudio publicado el lunes.
A medida que aumentan las temperaturas y se descongela el permafrost, se liberan el dióxido de carbono y el metano atrapados en el suelo congelado durante mucho tiempo. Cuanto más profundo es el deshielo, más gas se libera.
Eso podría crear un bucle de retroalimentación que contribuya a calentar aún más la atmósfera, advierten los científicos en un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
"El Ártico está en proceso de desintegración tal y como lo conocemos, y el permafrost es uno de sus principales componentes, con implicaciones bastante graves", afirma Rafe Pomerance, que preside Arctic 21, una red que pone de relieve los retos climáticos de la región polar.
Siberia registró en 2020 las temperaturas más altas de la historia, cuando la ciudad de Verkhoyansk, en el extremo norte, alcanzó los 38 grados Celsius.
También el año pasado, los incendios forestales sin precedentes en la región liberaron alrededor de un 35% más de dióxido de carbono que en 2019, que vio las emisiones más altas de los incendios en Rusia desde 2003, sostiene el estudio.
Sin embargo, los niveles de emisiones estimados a partir del descongelamiento gradual del permafrost -que cubre el 25% del hemisferio norte- no tienen en cuenta los incendios forestales y el descongelamiento abrupto observados recientemente, por lo que probablemente sean demasiado bajos, dicen los autores.
Esa omisión "nos deja un agujero importante en esas predicciones", dijo la coautora Rachael Treharne, especialista en el Ártico del Centro de Investigación Climática Woodwell de Massachusetts.
Aunque es necesario seguir investigando para medir las emisiones procedentes del permafrost, los investigadores estiman que los incendios y los deshielos bruscos podrían aumentar las emisiones de carbono hasta un 40% a finales de siglo, a menos que se reduzcan drásticamente las emisiones de combustibles fósiles.
Eso haría saltar por los aires el "presupuesto de emisiones" global, una estimación científica de cuánto más puede emitir el mundo antes de que la temperatura media global suba más de 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, un límite señalado por el Acuerdo de París de 2015 sobre el clima.