El 9 de mayo del 2023 Uriel Amador Rosas salió de su casa para ir a revisar el camión de carga que conducía, esa tarde realizaría un viaje en él, fue en su camioneta y después de eso nadie lo ha vuelto a ver, y los vecinos de la zona en que desapareció fueron muy indolentes y ni una pista quisieron dar sobre lo que pasó.
“Acudimos a preguntar casa por casa cerca de donde encontraron su camioneta, les pedimos que nos enseñaran las imágenes de cámaras y nadie quiso, fueron los de la fiscalía a pedir los videos y nadie quiso mostrarlos”, señaló doña Celsa Rosas madre del desaparecido.
Lee también: Protesta CECOP a 3 años de la desaparición de Vicente Suástegui
Este lunes la mujer conmemoró el cumpleaños de su hijo desaparecido, y no pudo hacerlo como tradicionalmente lo hacía, acudiendo a darle un abrazo y un regalo, hoy fueron a pegar las fichas de búsqueda en las cercanías de Chilapa, para pedir si alguien tiene información de él o de cualquier otra persona que esté en una fosa clandestina que lo reporten de manera anónima.
La actividad incluyó acudir al monumento a los desaparecidos que se tiene instalado en la Alameda Francisco Granados Maldonado donde se colocaron fichas, lonas y pequeñas banderas en el suelo para pedir clemencia para las familias que tiene un desaparecido.
“Si los vas a matar no los entierres deja que la familia los encuentre”, señala una de las banderas colocadas en el prado de la alameda, “ayuden a darle paz a una familia incompleta no buscamos culpables, si sabes de alguna fosa clandestina comunícate de manera anónima al 7471601025”.
La actividad de pegar fichas la realizó en compañía de otras madres buscadoras que forman parte del colectivo No+Desaparecidos, así como representa tes de la Comisión de Búsqueda de personas del estado de Guerrero y un resguardo de la policía estatal.
La mujer indicó que ella y su hijo son originarios de Chilpancingo y él se fue a Chilapa porque allá encontró trabajo como chofer del camión de carga en el que transportaba verduras, abarrotes o cualquier cosas para la que contrataran el servicio, “yo vivo en Chilpancingo, pero él había hecho una vida en Chilapa y aunque lo he buscado no encuentro ni una pista por eso insisto en que “Chilapa se tragó a mi hijo”