Para Celia Castañeda Moisés, ser madre soltera y pertenecer a la Comunidad LGBT (Lésbico, Gay, Bisexual y Transexual) en Guerrero donde hay mucha misoginia y machismo, ha sido mucho más difícil que ser madre como una mujer normal.
Celia es empresaria, contadora y presidenta de la Asociación Civil Red de Mujeres de la Diversidad Sexual Guerrerense y tiene a su hija de 23 años de edad, llamada Paola Fernanda, quien es su orgullo y más aún, que recientemente con mucho sacrificio egresó como licenciada en Nutrición.
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"Ser madre soltera y gay es muy difícil y controversial porque en Guerrero hay mucha misoginia y machismo en un estado patriarcal. Entonces llegar a un hogar en Guerrero, siendo de la comunidad LGBT, es difícil, y más atreverse a ser madre en esta situación.. Es muy discriminatorio por parte de la sociedad”, confiesa.
Celia, quien es presidenta de la Asociación Civil Red de Mujeres de la Diversidad Sexual Guerrerense comentó que ser madre soltera se encontró con muchos obstáculos en su vida porque la sociedad no tiene cultura y no está acostumbrada a ver a una mujer empoderada y que haya tenido el valor de decir “quiero ser mamá”.
La difícil decisión de ser madre
Reconoció que hubo momentos donde tuvo un poco de arrepentimiento al tomar la decisión de ser madre, pero cuando tuvo a su hija en brazos, fue cuando dijo: “Yo tengo que dar mi vida por ella y yo quise tomar esta decisión”.
“Tuve que defender a mi hija a capa y espada como una leona siendo una mujer, pero también en el fondo tenía mi idea machista, como mi padre y mi madre, porque nací en un hogar patriarcal, donde es mejor haber tenido un hijo hombre”
Dijo que era su ideal tener un hijo hombre, pero Dios le regaló una mujer y esa niña se convirtió para ella en todo su mundo, pues por Paola Fernanda tuvo que cambiar sus hábitos y su vida dio un vuelco de 360 grados.
“Me tuve que enfrentar a muchos obstáculos, muchas adversidades, a veces de la propia familia, porque no contaba a veces con el apoyo de alguien que te dijera -vete a trabajar y nos quedamos con ella-”.
Reveló que tuvo que hacer muchos "pininos" y andar viendo caras, fue entonces cuando realmente se dio cuenta de quiénes eran sus amistades, quienes le ayudaron en los malos momentos donde ella y su hija se tuvieron que enfrentar a una sociedad que ve con malos ojos el ser gay y madre soltera.
Celia ahora es una mamá orgullosa de su hija Paola Fernanda, quien lloró porque logró ser una profesionista en nutrición.
“Ser madre soltera en ese tiempo en Guerrero y ser de la comunidad LGBT, fue mucho más difícil. Ser mujer o tener una orientación sexual diferente en Guerrero, es tres veces más difícil que ser una mujer normal”.
Lamentó que sus propias amistades se encarguen de decirle cosas malas de ella a su hija, como por ejemplo, que a lo mejor le fallaba como mamá, que no iba a dar la cara por ella y que no era el modelo de mamá que debería de tener.
“De tantas cosas que ella había oído, tuve que llevarla con un psicólogo para que ella pudiera adaptarse a esa madre diferente que tenía, y resultó bien el haberla llevado y platicar con ella sobre lo que realmente es la discriminación y misoginia por parte de la sociedad que no acepta a una persona por ser diferente”.
Afirma que le pidió a su hija a luchar contra esa misoginia y ese machismo que hay hacia orientación LGBT, y dijo que ahora le da gusto cuando su hija agarra la bandera de la comunidad y hasta se pone sus pulsera de colores.
“Mi hija me acepta y me quiere. Ese es el resultado de mi lucha, de todo ese trayecto de casi más de 50 años”
Celia, orgullosa de su hija, dice que la crío como una mujer empoderada; “desde chiquita, ella me decía; no puedo, y yo le decía sí puedes, yo te voy a ver desde aquí, yo era su guía y quise que así fuera mi hija. Ahora es una obra de arte y me siento satisfecha como madre de que mi hija tenga emociones, sentimientos y son muy humanos”, precisó.