¿Que fue lo que provocó el declive de la Zona de Tolerancia o Zona Roja? Hay dos hipótesis, la primera apunta a la apertura de la Huerta y la segunda al surgimiento de los "tabledance" y casas de cita.
En una recopilación de datos con quienes vivieron el esplendor y decadencia de la zonaja, describen sus propias experiencias y coinciden, que, en realidad fueron dos declives que sufrió este centro del pecado y damas del tacón dorado.
La nostalgia por aquel espectáculo que ofrecían atractivas jovencitas con minifaldas, que, de pie esperaban a los clientes, se dibuja en el rostro de "El Chango", asiduo parroquiano de la zona de tolerancia o zona roja, donde hizo amigos y amigas.
Directo, asegura que se puede decir que la Zona Roja o de Tolerancia tuvo dos declives, el primero fue cuando la familia Valverde construyó mero en el entronque entre las calles Aguas Blancas y Malpaso lo que fuera un boom de loa centros nocturnos y de los adoradores del Dios Baco, que fue La Huerta.
Ese lugar de bellas y esculturales mujeres, duró aproximadamente dos décadas, que ofrecía áreas muy distintas, como el bar La Huerta y el Afrocasino, donde se ofrecía una variedad de vedetismo estilo tahitiano y hawaiano.
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Las damas del “tacón dorado” se sentaban con clientes, mismos que se dejaban “fichar” e invitaban los mejores vinos y licores para quedar bien. Y si había química y un buen acuerdo económico, procedían a tener una sesión de amor desenfrenado apenas salían de los bares.
El Mayito, respira profundo y se traslada aquellos años, donde había noctámbulos locales que no faltaban cada quincena, incluidos extranjeros y nacionales, que iban por un trago y para comprar un rato de placer, "había para todos los bolsillos".
Pero cuando se inauguró, en 1960, La Huerta, los noctámbulos preferían ir a este nuevo sitio de diversión y agasajarse de otro nivel de mujeres, eso le pegó a la Zona de Tolerancia, pero soportó la competencia, porque finalmente el costo era prohibitivo para el bolsillo de un asalariado y esto permitió seguir funcionando a la zonaja.
Por cierto, en los años 70´s había un atractivo extra en La Huerta, en el Afrocasino se presentaba un bailarín profesional llamado Mayambé, que se caracterizaba como una hermosa mujer, con penacho y lentejuelas, al cual, el presentador Johnny Grey lo presentaba cómo La Dama del Bastón, La Dama Misteriosa.
Contra todos los pronósticos, la Huerta, cerró y se cumplió una máxima que dice: Nada es para siempre, al final todo termina en la vida, por lo que la clientela emigro nuevamente busca de las mujeres que ofrecían amor de un rato.
Esto impacto positivamente a la zonaja y allá por los años 80´s. Mayambé y su espectáculo migró al Tivoli, en el pleno corazón de esa zona del vicio y perdición, que parecía que tomaba oxígeno y tenía su segunda oportunidad de recuperar su sitio como pionero de la vida galante.
En ese entonces había música viva en El Arcelia, El Zárate y Bola 69, pero los propietarios de los congales nunca entendieron que debían innovar y modernizarse, para poder competir.
Por el año 2000 empezaron a surgir cantinas, bares y centros nocturnos en plena Costera Miguel Alemán, lo que causó que bajara considerablemente la afluencia de beodos y damisela a la zona de torelancia.
Igualmente, creció el Escuadrón de la Muerte, un grupo de teporochos que se daban cita y hasta tenían chozas de madera y cartón, a escasos metros, en callejones ubicados en la parte trasera de las cantinas, centros nocturnos, fondas y cuartitos donde comercializaba el amor de las mujeres galantes.
Pero el tiro de gracia lo recibió la zonaja, en el momento en que surgieron los tabledance, se volvieron tan populares que atraparon a los noctámbulos y la falta de clientela hizo imposible poder sostener sus negocios, algunos traspasaron y otros cerraron.
Como la canción de Juan Gabriel, poco, a poco y lentamente se terminó la diversión y las bellas de noche, pues al final las atractivas jovencitas buscaron trabajo en los tabledance, bares y centros nocturnos, que invadieron al puerto de Acapulco.
Hoy en día solo quedan puros rescoldos, ahora es hasta peligroso ir ahí, pues solo hay cantinas de mala muerte donde acuden borrachos y drogadictos a conseguir cualquier tipo de droga… Fue así como escribió su epitafio: Nunca más Zona de Tolerancia.
De paso surgió la primera casa de citas, que marcó el nacimiento de otro concepto de la venta de placer y de ofrecer a curvilíneas mujeres. Todas de otro nivel y que eran contratadas por políticos, intelectuales, empresarios y hasta distinguidos personajes con título nobiliario, dicen.
