Siguiendo una tradición de casi un siglo, el capitalino Fernando Espinoza llegó al puerto de Acapulco para ganarse unos pesos con su pajarito que lee la suerte.
Este personaje trae consigo dos canarios pequeños en su jaula, llega procedente de la Ciudad de México para aprovechar la temporada de Semana Santa, para ganarse unos pesos.
En su camioneta le es más fácil trasladarse de un lugar a otro, aunque su sitio predilecto es la costera Miguel Alemán a la altura de la Diana Cazadora, en donde coloca una sombrilla y paciente espera a los clientes.
Lea también: Gatita encuentra hogar y trabajo en El Sol de Acapulco
En breve entrevista, revela que el oficio lo aprendió de su padre y este de su abuelo, por lo que es una tradición que tiene casi un siglo en su familia y que les ha permitido ganarse la vida, pero también sacar adelante a sus hijos.
¿Pero como aprendió el oficio? Aunque se trata de un secreto de familia, explicó que crían canarios; son aves domesticas y aprenden rápido a comunicarse, pero también a entender la rutina de salir de su jaula sin tratar de escapar.
Es un proceso en donde se aplica la paciencia y que entienda el ave lo que debe hacer, en este caso salir de su encierro y tomar un papelito en el que lleva escrito el futuro de quien pide la “cartita”, a cambio se le da un poco de alimento que toman de entre las uñas.
Don Fernando refiere que esto no solo es que salga la pequeña ave, también él tiene que decir un monologo gracioso que incite a las personas acercarse y pedir que el pajarito le saque la cartita y que lea su suerte.
Al cliente que se interese porque se le saque la cartita le cuesta cinco pesos, son cuatro las que saca el canarito y se le cobra 20 pesos en total, a cambio puede conocer todo sobre su futuro, el amor, salud y si tendrá trabajo.
Confesó que este tipo de aves viven de 7 a 8 años, es cuando los cambian y siguen trabajando en este mismo oficio, que esperan que en este periodo de vacaciones de Semana Santa les vaya bien y sus ganancias sean abundantes.
A petición de que haga una demostración, comienza con su monólogo y el pajarito cumple con su rutina, saca la cartita, toma el alimento de su entrenador y regresa a su jaula, en donde comparte el encierro con otra ave de su misma especie.