Además de la discriminación, Víctor también se enfrenta a la intolerancia y a la falta de infraestructura para discapacitados en las calles poco planeadas de Chilpancingo
A bordo de su silla de ruedas, ha sorteado todo tipo de obstáculos al perder la movilidad de la cintura hacia abajo a causa de poliomielitis, cuando apenas tenía unos 3 años aproximadamente.
A partir de ese momento, se ha dedicado a ganarse la vida cantando en la vía pública, primero en su natal Iguala, y después en varias ciudades del centro y norte del país, para finalmente aterrizar en Chilpancingo, donde ha vivido los últimos de 12 años junto con su familia. El se asume como chilpancingueño.
Es un elemento más que adorna el paisaje en el centro de la ciudad. En un momento de la tarde aparece cerca del zócalo o en el andador Zapata, una de las vías más transitadas de la capital, y que conecta a la alameda con el primer cuadro de la ciudad.
Se acompaña de una bocina inalámbrica que recién compró para ofrecer mejor calidad a lo que hace, y sobre esta, pegó con cinta adhesiva una cacerola de plástico azul, dentro de la cual las personas que pasan por el lugar le dejan una moneda.
Entona desde baladas hasta cumbias. Alguien le ayudó a descargar videos a su celular, el cual funciona como una especie de karaoke portátil.
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De acuerdo con su testimonio, en la ciudad hay mas buenos que malos, muchas personas gentiles y solidarias, pero también otras que lo discriminan por su condición e incluso por salir a las calles a ganarse una moneda.
Víctor, no solo tiene como enemigo la discriminación y la intolerancia, sino también las condiciones desafiantes que tienen todas las personas con discapacidad en Chilpancingo, una ciudad con nulos avances de infraestructura para discapacitados.
No da crédito a como una ciudad que es una capital de un estado, no cuente con elementos como rampas, espacios de estacionamiento para discapacitados ni buenas calles para garantizar la libre movilidad para este sector vulnerable. También por otra parte resalta que ya de por si las condiciones geográficas de la ciudad no ayudan a la movilidad, dijo que otro aspecto son los baches que no solo descomponen coches sino a las propias sillas de ruedas.
Las banquetas se encuentran llenas de postes de luz o de teléfono que dificultan el transito de las personas discapacitadas en la banqueta, otras rampas están mal hechas y presentan un riesgo.
Aunado a esto, hasta el momento no cuenta con apoyos de gobierno, y critica al gobierno de la 4T por no apoyar a los que menos tienen.
“Cuando estaba Astudillo, cuando estuvo Peña Nieto, yo sentí el apoyo… dicen que esos weyes fueron los mas rateros del mundo y eso, pero cuando menos no se metieron con uno”, afirma.
Los últimos días se ha quedado a cantar en el andador Zapata, en la esquina con la calle Francisco I. Madero, un lugar donde regularmente hay decenas de locales y donde principalmente se hace vida comercial, en ese lugar donde una de las vecinas, ya se ha inconformado porque aparentemente da mal aspecto a la calle y porque el sonido que emite su bocina es muy alto. Aún con las quejas, Víctor solo pide un lugar para poder obtener unas monedas para su manutención.
Básicamente, cuenta que cuando una persona sale a las calles en búsqueda de una moneda, inmediatamente llega la autoridad como para inhibir su actividad, mientras que por otra parte, el no se explica que el gobierno mismo limite a este sector pero por otra parte, no se capaz de otorgarles algún empleo.
“No nos quieren porque a lo mejor somos diferentes pues, pero no necesitamos que nos quieran solo que nos respeten”, menciona.