Bolero, antiguo oficio que se extingue en el zócalo de Acapulco

Cada día son menos las personas que se dedican a este oficio cuya sede en Acapulco es la plaza Juan Álvarez

Pedro Andalón / El Sol de Acapulco

  · miércoles 7 de agosto de 2024

Abandonados los espacios para los boleros de zapatos en el zócalo de Acapulco. / Foto: Martín Gómez | El Sol de Acapulco

Uno de los oficios más antiguos y que podría quedar en el olvido son los boleros de zapatos, donde los puedes encontrar en las plazas públicas de cada ciudad, en el caso de Acapulco, se ubican en el Zócalo, quienes hoy lucieron solos sus puestos de trabajo.

En un recorrido de El Sol de Acapulco por los 15 puestos de los boleros de zapatos, ubicados alrededor del kiosco de la plaza Juan Álvarez del puerto, solamente estaban funcionaban dos, lo cual representa una baja demanda a esta actividad tradicional.

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Los boleros de zapatos han enfrentado varias crisis, una de ellas fue la pandemia de la Covid-19 y por el huracán Otis, en Acapulco, debido a que los usuarios, se mantuvieron refugiadas en sus hogares, provocando una afectación a la productividad y economía de los “boleadores”.

Actualmente, las personas que acuden a este servicio son adultos que rebasan los 40 años en adelante, mientras que las nuevas generaciones no acceden a este oficio tradicional, ya que optan por usar tenis.

El oficio de bolero está en extinción en el puerto. / Foto: Martín Gómez | El Sol de Acapulco

“Es preocupante que este oficio, está cada vez desapareciendo. Yo acostumbraba a traer mis zapatos, sobre todo, de plataformas de piel, pero ahorita accedemos ha calzado más de plástico, por eso ya no accedemos a sus servicios”, contó la señora Guadalupe, de 60 años de edad.

Los puestos de los boleadores fueron instalados por el Gobierno Municipal que encabeza la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, esto con el fin de ayudar a estos trabajadores.

“Además de mejorar nuestros zapatos, también se perderá este oficio tradicional que le da vida al Zócalo de Acapulco, pues se debe arraigar en las nuevas generaciones, así no desaparezca esta actividad tradicional”, dijo el señor Román de 55 años de edad.