Los descalzos pies de Nahomi se deslizan suavemente sobre la delicada arena del mar, se mueven cadenciosos siguiendo el ritmo que le marcan las olas al romper en la playa de Acapulco, el sonido para ella es música que produce la diosa Yemayá, una deidad que tiene su origen en países africanos y es popular entre comunidades santeras de Ahití y Cuba.
En la religión Yoruba se destina el siete de septiembre es el día dedicado a la diosa Yemayá que es considerada la diosa del mar, la reina del amor, la madre de todos los seres vivos y la dueña de los siete mares, también es la protectora de los hogares, las familias, los barcos y los pescadores.
Debido a la fecha que recientemente pasó, la señora Yolanda cumplió la manda que tiene con esta deidad de acudir a la playa a ponerle una ofrenda consistente en flores, y siete velas de color azul, además ejecutar un baile sobre la arena de la playa.
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Este año doña Yolanda, acudió acompañada de su hija Nahomi quien a sus ocho años de edad ya se ha convertido en devota de esta diosa y ejecuta l os pasos de baile mientras pide que todo el año ella y su familia tengan la protección de la diosa de los mares.
El color de Yemayá es azul, por eso la niña va con una esponjada falta de tul de ese color, y se hace el ritual en la playa de Acapulco.
La señora Yolanda indicó que este año su pequeño ritual tuvo un gran significado porque además de pedir las bondades de la diosa acudió a realizar un agradecimiento por la protección que les dio durante el huracán Otis, en el que el viento fue muy intenso pero ella contuvo el agua de lo contrario ´la destrucción que hubo se habría complementado con inundaciones desbordes de ríos y otros daños como ocurrió cuando pegó el huracán Paulina o las tormentas Ingrid y Manuel.
“Se la rifó de verdad que se la rifó Yemayán cuando pegó Otis, su manto protector cubrió a la gente de Acapulco”.
La diosa Yemayá tiene un sincretismo especial en muchas regiones de América es una deidad originaria de pueblos africanos, que llegó a América de la mano de los esclavos y en algunas regiones ante la imposición de la religión católica la tuvieron que convertir en la virgen de Reyna o en la virgen de la medalla milagrosa.
La mujer explicó que aunque ella es originaria de Guerrero sus ancestros fueron cubanos y de ellos aprendió esta devoción por Yemayán, misma que ahora le ha inculcado a su hija Nahomi quien por su gusto acude a realizar esta ofrenda.