Un pedazo de madera en las manos de los talentosos artesanos de la comunidad de Tlanipatla, puede convierte en una verdadera obra de arte, sus tallas son tan detalladas que la madera puede ser el dulce sueño en el que los colibrí vuelan a tu alrededor o la pesadilla en la que la cara del Jaguar te acecha.
Ángel Gabriel, es un niño de apenas 11 años, que estudia la primaria en su pueblo Tanipatla perteneciente al municipio de Eduardo Neri, sin embargo las vacaciones estudiantiles para él son la época más dura pues tiene que apoyar al sustento familiar vendiendo las artesanías de madera a los turistas que viajan al puerto de Acapulco.
Esta tarde le tocó recorrer parte de la costera Miguel Alemán, con las artesanías "mire esta es madera de Zompantle, es muy liviana, no pesa y es muy suave al tacto", indicó mientras mostraba un colgante con forma de colibrí.
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También mostró la imponente mascara de Jaguar, y describió que esta se elaboró con madera de Copal, que es más pesada y además tiene significados en los rituales que en su comunidad han heredado desde la época prehispánica.
El menor, lamentó que este tipo de artesanías estén artesanías son poco valoradas por las personas de Guerrero, que quienes las compran son más los turistas que vienen de fuera porque muchas veces ellos aprecian más la cultura, y pagan el precio que corresponde a el material, y la mano de obra porque para hacer una figura de colibrí si está bien detallada se puedan tardar un día y medio en fabricarla.
La venta, indicó, es una actividad que estarán realizando unos días en el puerto y si no hay compradores tendrán que ir a la ciudad de México que son las dos ciudades a donde pueden salir a ofrecer sus productos.
"Se vende poco, sólo trajimos 30 figuras y estamos viendo que va muy lenta la venta", dijo el menor.