Con una vida dolorosa a causa de haber perdido a toda su familia por la enfermedad de la diabetes, don Raúl, hoy en día sufre porque no tiene una casa propia y un trabajo que sirve para disminuir el problema de la falta de dinero, desde el 2020 perdió una pierna y este año, le fue amputada la segunda dejándolo postrado en una silla de ruedas.
La vida de don Raúl, no ha sido fácil no tiene donde vivir y ante estos se encuentra –dijo—de arrimado en un taller mecánico donde el dueño lo deja estar por las noches mientras que en el día sale en su silla de ruedas a la calle a pedir limosna a la gente que pasas frente a una tienda departamental ubicada sobre la avenida Cuauhtémoc.
Este miércoles con algunos problemas por la falta de dinero para pagar un taxi especial, asistió por primera vez a la cancha techada de la unidad deportiva Vicente Suárez, para recibir los dos mil 400 pesos que la alcaldesa Abelina López Rodríguez le entrego como parte de los mil beneficiados del programa de ayuda a personas con discapacidad que tiene el municipio presupuestado.
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“Es la primera vez que me dan el apoyo económico, soy solo no tengo a ninguna familia, no tengo casa vivo en un taller mecánico donde me dan permiso quedarme, me bañó en la banqueta, toda mi familia se murió por la diabetes, en el 2020 perdí una pierna y en este año me quitaron la otra pierna, pido limosna en la banqueta de Coppel bahía en el centro de la ciudad, pero la vida me dio la oportunidad de recibir este apoyo que le agradezco a la presidenta”, expresó.
Con una voz medio quebrada, el señor Raúl de casi 70 años de edad, manifestó que el haber perdido sus dos piernas ha sido el dolor más grande aparte de ver fallecer a sus familiares por la diabetes enfermedad que el también padece desde hace algunos años, pero esto no lo ha dejado caer y de alguna forma busca tener el sustento diario para comer y comprar el agua que utiliza para bañarse sobre la banqueta.
Los dos mil 400 pesos, que por primera vez recibo de un programa de gobierno, servirán para pagar el gasto que tiene de medicamentos, el agua que utiliza para tomar y bañarse, además de alimento y dar una pequeña ayuda al dueño del taller donde lo dejar prácticamente vivir debido a que se encuentra solo en esta vida.
Reconoció que si es complicado para una persona que no tiene sus piernas y está postrado en una silla de ruedas tener una vida casi normal, debido a que en muchas ocasiones no puede trasladarse a algunos lugares de la ciudad, por lo complicado que es moverse entre las calles de una ciudad donde abundan comercios en las banquetas y miles de personas caminando por ellas.
Dijo que la silla que tiene desde hace varios años, es como su confidente y su única herramienta para moverse por lo menos del taller mecánico donde duerme a la calle donde se instala diariamente a pedir una moneda a quienes aún tienen un buen corazón para ayudar a las personas más necesitadas.