Hace 7 años, “Bay” salió de su país, Senegal, África, para buscar nuevas oportunidades de vida y trabajo y las encontró en el puerto de Acapulco, quien actualmente vende mochilas, cangureras y relojes para los ciudadanos y turistas.
Bajo del rayo del sol camina sobre las calles y avenidas principales del puerto. Lo encontramos en el Zócalo, con una vestimenta casual de playera blanca y pantalón de mezclilla, al igual con un calzado resistente para soportar las largas caminatas y vender su mercancía. Obtener dinero para él y su familia, es su principal reto.
Su falta de entendimiento al español no le permite explicar o relatar su experiencia de supervivencia en Acapulco, quien es uno de los miles de migrantes que abandonaron sus países para cruzar la frontera a Estados Unidos, para buscar mejores oportunidades de vida.
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El abandono al país, Senegal, se debe a los efectos de los conflictos, inestabilidad económica y social, donde ellos tienen que atravesar miles de kilómetros que separan África o Asia con el continente americano.
“Bay”, dice que se siente seguro y cómodo en Acapulco, que continuará trabajando en las calles para generar las ganancias que se logren. “Recorro todo Acapulco para vender”, dice a El Sol de Acapulco.
Junto a su hermano ofrecen mochilas y relojes a las personas que circulan sobre los principales puntos estratégicos de la ciudad turística.
Además, se le preguntó sobre las crisis que enfrentó el puerto turístico, la Covid - 19 y el huracán Otis, quien reconoció que continúa “tranquilo y trabajando”.
El puerto de Acapulco, ha recibido cientos de migrantes de: Honduras, Haití, Venezuela, quienes son atendidos por la delegación del Instituto Nacional de Migración (INM) en Guerrero, con sede en el puerto y son trasladados en camiones para la Ciudad de México.