Hay quienes creen que Álvaro Carrillo, compositor de boleros como “Sabor a mí” y la chilena “Alingo, lingo”, fue originario de Ometepec, región de la Costa Chica de Guerrero, pero no es así, este gran músico mexicano nació en San Juan Cacahuatepec, Oaxaca, un 2 de diciembre de 1919.
Álvaro Genaro Carrillo Alarcón, que era su nombre completo, siempre expresó su querencia por el Bello Nido como se le conoce a Ometepec, vivió sus últimos años en este lugar y fue donde aprendió los sones costeños, entre estos, los ritmos de las chilenas y los boleros.
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Aunque sobra decir, que su don de compositor lo traía desde su época de estudiante, de acuerdo a la versión que dan sus biógrafos, quienes coinciden, que fue un romántico y así lo expresaba en cada una de sus canciones.
Entre las 300 composiciones que tiene dentro de su bibliografía, hay desde boleros, chilenas y rancheras, algunas de estas se convirtieron en éxitos internacionales, como el bolero “Sabor a mí, que fue interpretada por cantantes de talla internacional y traducida a varios idiomas.
¿Pero cómo fue que hubo quienes pensaron que fue oriundo de Ometepec? Según narró el ex gobernador Angel Aguirre Rivero, que esto se debe a que se casó en segundas nupcias con una joven de nombre Ana María Incháustegui, quien era originaria del Bello Nido, lo que reafirmó su querencia y permanencia por esta tierra.
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Por eso razón es que residió en la Costa Chica de Guerrero, en donde se vio atrapado por la riqueza cultural producto de su mezcla de sus tres raíces étnicas: indígena, afro e hispana, circunstancia que se plasma en costumbres, tradiciones, gastronomía y su música.
Además, siempre fue un hombre que expresaba su amistad y su carácter humilde, lo que hizo que fuera querido por la gente, entre sus amistades destacaban los hermanos Delfino, Mateo y Alfredo Aguirre López, con quienes sostenía reuniones amenas y de mucha bohemia.
Era el momento propicio para desfogar el sentimiento costeño. También quedó prendido de sus fiestas que se organizan cada año en honor a los santos patronos, que se caracterizan por el tronido de cohetes, las danzas y la tradicional música de viento, sin que pueda faltar la degustación de antojitos típicos de la región.
Por cierto, existe una anécdota que describe el mismo ex mandatario estatal, Aguirre Rivero, que la canción “Sabrá Dios”, contó el mismo Álvaro Carillo a su padre don Delfino Aguirre, que cierto día acudió a la oficina de correo en Ometepec.
Explicó que fue a comprar unos timbres para enviar una carta y lo atendió una mujer de edad avanzada y al dirigirse a ella le dijo: “¿Señora me puede vender unos timbres?”. Ella sin ocultar su enojo le espetó “¡Se-ño-rita, aunque le cueste más trabajo!
Entonces se quedó pensando... Sabrá Dios, a la cual le dio forma al llegar a su casa, escribió la letra y después le puso la música, fue como nació esta singular canción que también ha traspasado fronteras.
Álvaro Carrillo siempre mostró su querencia por las tradiciones y disfrutó de la fiesta más grande de la Costa Chica que se organiza en honor de San Nicolás Tolentino, a la que acuden miles de personas que provienen de los municipios cercanos de la Costa Chica a disfrutar el tradicional Toro de Petate.
Esto ocurre en el mes de septiembre, por eso no es gratuito que el gran Álvaro Carrillo haya vivido en Ometepec, porque estaba entre los suyos, encontró una atmósfera íntima por el grado de aislamiento de la ciudad y por su gran gente.
Cuando estaba en la cima del éxito, este gran compositor murió las 19:00 horas, en la tarde del 3 de abril de 1969. Regresaba de la ceremonia de toma de posesión del gobernador del estado de Guerrero Caritino Maldonado Pérez, cuando sufrió un aparatoso accidente carretero. Sus restos reposan en el Lote de Compositores del Panteón Jardín, al sur de la Ciudad de México.