Alexis se gana la vida al vender ranitas de la suerte en las playas

Desde los 8 años empezó a trabajar en la venta de las ranitas de la suerte que su madre le enseñó a elaborar para trabajar

Francisco Zorroza / El Sol de Acapulco

  · miércoles 11 de septiembre de 2024

Estos recuerdos son elaborados a base de plastilina epoxica y caracoles que adquiere en varios puntos de la ciudad. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

En sus manos muestra el arte que desde pequeño aprendió de su madre para trabajar y ganarse el pan con el sudor de su frente.

Día con día, bajo los candentes rayos del sol, y en ocasiones con la refrescante lluvia, Alexis de 18 años recorre las playas de Acapulco vendiendo las "Ranitas de la Suerte".

Estos recuerdos del puerto son elaborados a base de plastilina epoxica y caracoles que adquiere en varios puntos de la ciudad.

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Hace algunos meses, dejo los estudios para colaborar en los gastos del hogar y por ello, todas las mañanas, a veces a las 8 de la mañana o antes de las 10, comienza su periplo.

Aunque reconoce que los precios de los productos que utiliza para elaborarlos han subido, antes los vendía a 20 pesos, hoy su costo es de una por 40, pero en la compra de 3 hace una rebaja de 20 pesos y el precio final es de 3 por 100. “Antes era todo barato, a 20 o 25 pesos, pero hoy el costo es de 40 pesos”, dijo.

A los 8 años empezó a trabajar Alexis en la venta de las ranitas de la suerte que su madre le enseñó a elaborar para trabajar. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

Don Antonio muestra un pulpo capturado. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

Desde la playa del hotel Krystal Beach hasta las Hamacas, todos los días de la semana va y viene ofreciendo a los turistas las ranitas de la suerte que, al momento de ser entrevistado, saltaban y caían de sus manos como queriendo cambiar de dueño.

En 2016, a los 8 años, empezó a trabajar en la venta de las ranitas de la suerte que su madre le enseñó a elaborar para trabajar en la colonia Lerdo de Tejada, por la zona de la Quebrada.

Desde esa zona, de pequeño comenzó a observar la venta que su mamá realizaba a los turistas que acuden a ver los clavados a esta zona de Acapulco y desde entonces, ha buscado su área de venta para ganar unos pesos honradamente.

En su proceso de confección, refiere que a veces elabora 150 a 200 ranitas en un día, y solo se dedican a venderlas como un negocio familiar sin surtir a otros comercios.