/ domingo 9 de junio de 2024

Afilador de cuchillos, el oficio casi en extinción de Don Miguel

A sus más de 60 años, don Miguel se dedica a este oficio casi desaparecido en muchos municipios de Guerrero

En unas de las calles de la colonia Progreso en Acapulco, don Miguel Rendón Santos se dedica a la profesión más antigua: afilar cuchillos, oficio que heredó de su padrastro y que a sus más de 60 años sigue ejerciendo para llevar el sustento de su familia, quien cuenta con seis hijos.

“El afilar cuchillos llevó el sustento a mi familia, pues saco lo del día mil 500 pesos o 400 pesos, porque aparte vendo tomate, chile verde o cebolla, que me encargan de mi pueblo, así que lo llevo cada vez que vengo cada 8 días”, expresó don Miguel.

Lea también: Dan los baches sustento diario para la familia de don Víctor

Cada sábado, don Miguel recorre “arriba y abajo” la colonia Progreso para ofrecer sus servicios a las y los vecinos, el afilar sus cuchillos o otros instrumentos filosos con su tradicional rueda, aparte vende jitomates, chiles verdes y cebollas que obtiene a través del campo.

Él es originario del Paso Texca, Guerrero, acudió a la escuela, pero no la concluyó, prefirió dedicarse al campo, ya que “eso de las letras” no se le daba, y confesó que actualmente no sabe leer. Sin embargo, su padrastro le enseñó a afilar cuchillos a través de la rueda, la cual funciona con el movimiento circular, como cuando manejas una bicicleta.

Don Miguel practica una tradición que está desapareciendo lentamente. Es un afilador, un oficio que también se está esfumando de muchos municipios de Guerrero, especialmente en Acapulco, donde ya casi no se escucha el típico silbido que anuncia su llegada.

Pero para él este oficio no está destinado a desaparecer, sino que existen más personas que practican esta actividad, que están dispersos en diversos municipios del estado, como en: Coyuca de Benítez, Tierra Colorada, Ometepec y Chilpancingo.

Se le preguntó a Don Miguel qué trabajos tuvo antes de ser afilador, dijo que se dedicó a “macuarro” (chalán de albañilería), pero que dicho oficio no le gustó, porque “había muchos abusos” de sus jefes, sobre todo “me pagaban media semana”. Por ello, decidió retomar su trabajo propio: afilar cuchillos.


Gracias a Dios que tengo clientes cada 15 días, para realizar bien los trabajos


Asimismo, Don Miguel comentó que tiene 6 hijos, tres que ya concluyeron sus profesiones y tres más siguen estudiando, se dijo feliz de haberlos sacado adelante a través de este noble trabajo.

En unas de las calles de la colonia Progreso en Acapulco, don Miguel Rendón Santos se dedica a la profesión más antigua: afilar cuchillos, oficio que heredó de su padrastro y que a sus más de 60 años sigue ejerciendo para llevar el sustento de su familia, quien cuenta con seis hijos.

“El afilar cuchillos llevó el sustento a mi familia, pues saco lo del día mil 500 pesos o 400 pesos, porque aparte vendo tomate, chile verde o cebolla, que me encargan de mi pueblo, así que lo llevo cada vez que vengo cada 8 días”, expresó don Miguel.

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Cada sábado, don Miguel recorre “arriba y abajo” la colonia Progreso para ofrecer sus servicios a las y los vecinos, el afilar sus cuchillos o otros instrumentos filosos con su tradicional rueda, aparte vende jitomates, chiles verdes y cebollas que obtiene a través del campo.

Él es originario del Paso Texca, Guerrero, acudió a la escuela, pero no la concluyó, prefirió dedicarse al campo, ya que “eso de las letras” no se le daba, y confesó que actualmente no sabe leer. Sin embargo, su padrastro le enseñó a afilar cuchillos a través de la rueda, la cual funciona con el movimiento circular, como cuando manejas una bicicleta.

Don Miguel practica una tradición que está desapareciendo lentamente. Es un afilador, un oficio que también se está esfumando de muchos municipios de Guerrero, especialmente en Acapulco, donde ya casi no se escucha el típico silbido que anuncia su llegada.

Pero para él este oficio no está destinado a desaparecer, sino que existen más personas que practican esta actividad, que están dispersos en diversos municipios del estado, como en: Coyuca de Benítez, Tierra Colorada, Ometepec y Chilpancingo.

Se le preguntó a Don Miguel qué trabajos tuvo antes de ser afilador, dijo que se dedicó a “macuarro” (chalán de albañilería), pero que dicho oficio no le gustó, porque “había muchos abusos” de sus jefes, sobre todo “me pagaban media semana”. Por ello, decidió retomar su trabajo propio: afilar cuchillos.


Gracias a Dios que tengo clientes cada 15 días, para realizar bien los trabajos


Asimismo, Don Miguel comentó que tiene 6 hijos, tres que ya concluyeron sus profesiones y tres más siguen estudiando, se dijo feliz de haberlos sacado adelante a través de este noble trabajo.

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