Antonio tiene 34 años de edad y formó una familia de tres integrantes y próximamente serán 4, vive felizmente, pues logró dejar el vicio del alcohol hace más de una década con ayuda de un grupo de Alcohólicos Anónimos.
Él, probó sus primeras copas de alcohol a la edad de 15 años, pese a que no le agradaba tanto continuo ingiriéndolas todo para ser aceptado en un grupo de amigos que si tomaban.
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“Yo me acercaba con ellos, pero no tomaba pero era rechazado, empecé a tomar para entrar al circulo social pero después ya el alcohol se me empezó a hacer un habito, no podía salir a una fiesta sin tomar, y para comprar las bebidas tomaba dinero a su madre, hermana, padre y algunas veces trabajaba”.
El vicio inmediatamente comenzó a afectarle en toda su vida pues hizo estragos en el ambiente familiar, pues a consecuencia de sus constantes días de tomar dejo de hablarse con su madre, le tenía resentimiento a su padre, y ya no había armonía en su hogar, ya que llegaba por la noche y se salía por la mañana, todo el tiempo estaba ausente; en convivios familiares.
Otro factor que lo hundió más fue que vivía en la Costa Chica de Guerrero, donde “todo el tiempo es fiesta” y por ende el alcohol siempre presente, lo que incrementó su consumo.
"Mi consumo, considero que no era tan excesivo, pero tenía depresión, soledad, ya estaba aislado y con el alcohol disipaba esas emociones y sentía cierta libertad”.
Sin embargo, para Toño la peor consecuencia que le dejó su adición fue que dejó de estudiar, cuando cursaba el primer semestre de Ingeniería Civil.
“No era mal estudiante, un día llegue crudo a la escuela, después de haber dormido solo dos horas, literalmente iba borracho y en ese momento yo decidí dejar mis estudios para dedicarme a tomar”, narró.
Él llegó a AA a los 24 años, después de 5 años de haber abandonado sus estudios, se dio cuenta que tenía un mal, y decidió cambiarlo.
Al entrar a la Central Mexicana de Alcohólicos Anónimos A.C, se sintió a gusto pues no fue juzgado, criticado, sino que lo entendieron y compartieron sus experiencias.
Al principio se quedo por conveniencia porque tenía dinero en sus bolsillos, no obstante con el paso de los meses comprendió todo lo bueno que tenía al continuar ahí, donde actualmente desempeña de manera voluntaria una comisión muy importante para él.
“Gracias a estar en el grupo me reconcilie con mi papá, mi mamá, no regrese a la escuela, pero en el trabajo que desempeño empecé a tomar cursos, de mecánica automotriz a lo que me dedico”.
Hoy agradece, pues tiene una hermosa familia donde ha sembrado amor, cariño, confianza.
“Tengo siete años de casado, lo más maravilloso de mi familia es que mi niña no me tiene miedo, me tiene confianza en la escuela es expresiva, situaciones de esas me dan la entera satisfacción de que Alcohólicos Anónimos funciona y funciona muy bien”.
No sólo tiene esa satisfacción sino que también logró que sus hermanos varones formen parte de esta comunidad que ayuda a tener una mejor vida en todos los sentidos.
Hasta que Dios me permita estar en alcohólicos vamos a seguir