Hace más de 34 años, el futbol inmortalizó a uno de los mejores jugadores que haya existido en la historia del deporte profesional.
En un solo partido, el argentino Diego Armando Maradona Franco anotó dos de los goles más emblemáticos tanto de los mundiales como del futbol, en contra de un país que ellos consideran rival deportivo (por sus implicaciones políticas, cuatro años antes se había desarrollado la Guerra de Las Malvinas).
Bautizada como “La Mano de Dios”, el mejor jugador del mundial de México 86, disputaba uno de los encuentros más complicados que tuvieron en toda la justa deportiva.
Jugando contra Inglaterra en los cuartos de final, en el minuto 51 el “Vasco” Olatichoechea dio un pase a Maradona, quien dribló a los ingleses Hoddle y Reid para servir otro pase a Jorge Valdano.
Valdano no pudo controlar el balón pues Hodge logró quitárselo y regresarla al portero… ahí sucedió uno de los eventos más recordados.
El balón poco antes de ser controlado por Peter Shilton, fue arrebatado por Maradona tras saltar con la mano izquierda levantada, disimuladamente (al menos para el árbitro) y anotó el gol polémico.
Ante los reclamos de los ingleses, los argentinos celebraron (con dudas) el gol de Maradona mientras corría celebrando por la banda izquierda del Azteca.
El gol del siglo
Con el agridulce sabor por esa acción, cuatro minutos después el mundo vio lo que sería el mejor gol en la historia moderna y el más emblemático del futbol.
El Cuciuffo logra robar el balón en el medio campo para dársela al “Negro” Enrique, este siguió los cánones del futbol: “La pelota siempre al 10”.
Cuando Maradona recibió el balón, comenzó una carrera de poco más de 55 metros que terminó en la portería rival.
Maradona logró driblar en una carrera a 6 jugadores ingleses que no pudieron más que engrandecer aún más la jugada de gol.
Este 25 de noviembre Diego Armando Maradona murió en el barrio de San Andrés, en la ciudad de Buenos Aires a los 60 años. Llevando siempre la calle y la cultura popular argentina impregnada en la piel.