Subcampeón a nivel internacional en el arte marcial de sambo, Héctor Alejandro, se gana la vida en un pequeño restaurante como mesero y lavando trastes.
Originario de Acapulco, este joven tiene una gran historia de vida, de sacrificios y superación, que lo ha llevado en su crecimiento, hasta convertirse en destacado deportista artemarcialista.
La vida lo puso a prueba desde el alumbramiento, pues al nacer tuvo un problema al enredarse con el cordón umbilical en el cuello, que le provocó que su cerebro no recibe oxígeno y le causó problemas para hablar y un lento aprendizaje.
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Al superar esta etapa, trató de adaptarse a su entorno y vivir de manera normal, pero al cursar sus estudios se primaria no entendía bien y sufrió el natural bullying de sus compañeros de clase, que lo hizo apartarse y estar en solitario.
Al paso de los años, dejó la escuela y tuvo que trabajar para aportar al sustento del hogar, pero otra mala noticia ensombreció su vida cuando su madre emigró a los Estados Unidos.
Al quedar solo, busco refugio y el cariño en su abuelita, a la que acompaña desde entonces, aprendió hacer las compras y le ayuda en su pequeño restaurante, de donde saca dinero para mantenerse y aporta al sustento familiar.
En su camino conoció al artemarcialista en sambo, Antonio "El Tanque" Ramírez Rebollar, quien le llamó la atención y lo invitó a entrenar en la Unidad Deportiva.
Pronto aprendió el arte de la defensa personal y participó en competencias de sambo, en las que resultó campeón en diversas categorías y fue cuando se internacionalizó, participando en competencias en Moscú.
También acudió a Kazajistán y fue aquí en donde disputó el campeonato mundial, pero la diferencia de peso hizo que no alcanzará su meta y quedó como subcampeón mundial, pero esto le valió el reconocimiento de su maestro Antonio "El Tanque" Ramirez Rebollar, quien murió hace unos meses al contagiarse de Covid-19.
Hoy en día se dedica a ganarse la vida de lavaplatos y mesero del pequeño restaurante, al lado de su abuelita, a quien ayuda atender a los clientes.
El deporte tiene una pausa en estos momentos, debido a que por la pandemia se tuvieron que cerrar los espacios deportivos, pero mantiene la esperanza de volver entrenar y practicar esta disciplina que le enseñó su finado maestro.