El diablo mayor de Cuajinicuilapa, considerada la perla negra del Pacífico, encabezó el paseo tradicional de danzantes donde la música de chile frito y regional que acompañaron los más de 20 grupos de danzantes, dos de ellos de Oaxaca revivieron las raíces afromexicanas.
Con este pendón que recorrió más de 2 kilómetros de la carretera federal Acapulco-México, se apertura las actividades culturales y artísticas que se llevarán a cabo durante tres días en este municipio de la Costa Grande.
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Más de 20 grupo de danzantes de localidades de Cuajinicuilapa y dos de Oaxaca bailaron la tradicional danza de los Diablos, La Tortuga, El Macho Mula, el Toro de Petate, los Apaches y 12 pares.
La algarabía regreso nuevamente a vivirse en este municipio de afro descendiente, luego de que se había cancelado durante dos años por la pandemia de Covid-19.
Con instrumentos rudimentarios, un tambor, una quijada de burro y una armónica anuncia a los danzantes que es momento de prepararse para bailar y zapatear hasta levantar el polvo.
En este baile de los diablos, ahora se ha incluido a niños que les ha gustado seguir la tradición familiar.