Con sus instrumentos rudimentarios, el grupo de músicos "Los Tetereques" de Cuajinicuilapa mantiene su identidad de los pueblos afromexicanos tocando los sones compuestos algunos por ellos mismos y que suena durante los bailes tradicionales de Los Diablos.
El escuchar la música tocada con instrumentos ancestrales como la charrasca, el tambor o bote y la armónica para interpretar los seis sones que este grupo de descendencia afromexicano ha compuesto, ponen ritmo a la danza de Los Diablos y también en menos de segundo arman la fiesta.
Abad Campos Rodríguez, músico y coordinador del grupo “Los Tetereques”, originario de Cuajinicuilapa dijo que la sones que tocan en este municipio de la Costa Chica, forman parte de la identidad cultural de los pueblos negros.
El también profesor de secundaria, desde hace 25 años toca junto con Santiago Morales Valentín, conocido como el Rey de la Armónica y Clemencia Campos Rodríguez, quien ejecuta la charrasca, este trío ha grabado un CD con el apoyo del Museo de las Culturas Afromestizas de Cuajinicuilapa y el Consejo Nacional de las Culturas y las Artes.
Dijo que los sones que fueron incluidos en su material discográfico son caña dulce, el periquito, los enanos, el zamora, el jarabe, el cual son los más tradicionales y es la que todo grupo y todo músico ejecuta.
Pero este grupo ha promovido su propio son y es muy original de ellos que es “El Jarabe”.
Los sones de Cuajinicuilapa también representan la cultura afromexicana a nivel local, estatal y nacional.
“La música son sones que representa nuestras raíces afro y que al escucharse desde los más pequeños se motivan porque es algo que llevamos en la sangre, es algo que nos identifica como afromestizo y no importa si a veces no tenemos el pelo tan chinito o tan morenito pero lo afro lo llevamos en el corazón y la mente”, dijo Abad Campos.
Tocar la música con el tambor, la armónica y la charrasca los motiva a escuchar la música y en segundo se arma la fiesta y los diablos se preparan para bailar.
Los instrumentos...
Abad Campos se encarga de tocar el bote, tambo o tigrera, el cual es un bule de mata que está cubierto con piel de venado y una vara que no se introduce solamente con la vibración de la cera y las yema de los dedos se desliza y provoca un sonido parecido al rugido de un felino, tigre o leopardo.
Santiago Morales Valentín toca la armónica, dice que es el rey de este instrumento y lo hace desde hace 50 años; mientras que Clemencia Campos Rodríguez ejecuta la charrasca, que es una quijada de burro o caballo, considerado un material de desecho y lo toca desde hace 50 años.
Para los músicos el tocar los sones de los afromexicanos con instrumentos rudimentarios sienten una emoción muy grande que los identifica, “es nuestra identidad esto de la danza y no nada más aquí de manera local sino también estatal y nacional y donde la escuchamos rápido nos motivamos y nos identificamos”.
Desde hace 25 años han tocado ininterrumpidamente para que el grupo no decaiga, “año con año, dia con dia estamos constantes promoviendo la música afromexicano y desde hace 25 años están al pie del cañón y siempre promoviendo y defendiendo la cultura Afromexicano”.
En cuanto a la aparición de estos tipos de instrumentos, relató que en la época colonial los españoles no permitían que los esclavos afromestizos pudieran expresarse y organizarse, por lo cual ellos se reunían y buscaban la forma de hacer una fiesta con instrumentos que ellos mismos elaboraban.
"Ellos no querían ser esclavos, ellos querían darse a conocer y ser libres, por eso fueron manifestándose a través de la danza y usando instrumentos rudimentarios que pudieran conseguir fácilmente", refirió Campos Rodríguez.
Explicó que en la danza de Los Diablos, el sonido de la charrasca es también un llamado para que los bailarines se congreguen y formen las filas para empezar a bailar