La obra del artista conceptual mexicano Stefan Brüggemann (1975) se ha caracterizado por ahondar en los linderos de los múltiples significados del lenguaje, provocando entre la grafía y la abstracción múltiples preguntas. En su exposición “Dos líneas (Fe)”, abierta hasta el 26 de mayo en el Museo Nacional de Arte, abre preguntas en torno a la religiosidad en el siglo XXI, a través del símbolo de la cruz.
“Al final los sistemas de creencias continúan siendo muy relevantes en nuestros días. Sin embargo, han sido cuestionados y nos da la sensación de que a veces estamos perdidos. El borde entre la verdad y la mentira se difuminan. Es ahí donde la fe, pienso, juega un papel crítico, donde personalmente es una herramienta de sobrevivencia”, explica Brüggemann, en entrevista con El Sol de México, quien mira en la figura de la cruz un símbolo de lo mexicano, al mismo tiempo similar al acto de fe en el arte.
Pensada en la arquitectura del museo, la muestra se compone de 12 lienzos en gran formato, cuyas superficies tienen como base hojas de oro, sobre las cuales, en su mayoría, se puede ver una cruz hecha con pintura en aerosol. Técnicas y materiales, que, según el artista, son un oxímoron, entre el pasado y el presente, pues las hojas de oro son una técnica antigua, muy propia en pinturas y ornamentos novohispanos, mientras que el spray es una herramienta moderna, que “refleja la inmediatez de nuestros tiempos”.
“Lo que he intentado es hacer una síntesis minimalista de iconografía religiosa, pero de una manera simbólica, para experimentar el contraste entre la experiencia de ver ambas formas de expresión artística. Y también he propuesto una reinterpretación de la espiritualidad, celebrando a su vez el arte religioso, que, independientemente del dogma, ha sido visual, técnica y estéticamente de gran aporte al arte universal”, acota el artista.
Esta visión, puntualiza Brüggemann, también se traslada a nivel espacial, pues, ubicada en una sala entre la colección de arte novohispano del museo, representa una “irrupción” visual que en los contrastes resalta el valor de ambos tipos de formas pictóricas.
En otras obras artísticas que ha realizado pone el acento en la relación polisémica de las palabras, sacadas de su contexto y “moldeadas” con diferentes estilos de caligrafía y técnicas. Esta muestra no es la excepción, pues en el último lienzo que la compone hay una cita en latín del teólogo y filósofo cristiano San Agustín de Hipona, con letras rojas, como “pinta de protesta y conclusión” del sentido de toda la exposición: Est auten fides credere quod nomdum vides; cuius fidei merces est videre quod credis (La fe es creer en lo que aún no ves; la recompensa de esa fe es ver que crees).
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El artista, quien ha exhibido en galerías importantes de Reino Unido, Estados Unidos, Suiza, entre otros países, cuenta que esta exposición no tiene la intención de encaminar ningún tipo de juicio o critica que pueda ofender a nadie y que, además le resulta de gran significación personal.
“Esta exposición me es muy significativa también para mí y ha tocado fibras sensibles de mi pasado. Primero porque nací en la Ciudad de México y segundo porque mis dos padres eran arqueólogos, por lo que crecí yendo a ruinas y catedrales. Entonces ver el arte religioso del Munal me hace pensar en mi contribución a la cultura mexicana”, finaliza.