Entre los límites de Morelos y Puebla, Zacualpan de Amilpas es el destino perfecto para quienes buscan una combinación de enriquecimiento cultural y relajación total. Este municipio ofrece un impresionante patrimonio histórico con su antiguo ex convento y sus dos haciendas, pero también espacios ideales para dejar atrás el estrés de la ciudad con recorridos en bici, bebidas espirituosas y un hotel en el que el arte y la naturaleza se mezclan a la perfección.
Puedes leer: Explora y aventúrate a Boca de Túnel, el parque de diversiones en San José de Gracia
El artista y promotor cultural Tony Anzures, nativo de este pueblo, se refiere a Zacualpan como “la joya de la corona” de Morelos, por la conservación de su patrimonio tangible e intangible, que da cuenta de las fases históricas más importantes por las que ha atravesado la región: la tradición prehispánica, que permanece viva en el trueque que se instala en la plaza principal todos los domingos; la colonial, con el ex convento agustino de La Inmaculada Concepción, cuya fachada sigue maravillando a locales y turistas; y la época contemporánea, con las comparsas y los proyectos de arte sustentable que están en todas partes.
Somos un pueblo muy viejo, que conserva tradiciones muy antiguas, y eso nos da identidad, dice Anzures.
Si vienes a Zacualpan de Amilpas no puedes dejar de visitar las dos haciendas antiguas con las que cuenta: la de Chicomocelo, en el pueblo de Tlacotepec, y la de San Nicolás Cuautepec, a solo unas calles del centro del pueblo, pasando por la carretera principal.
En realidad, todo en Zacualpan de Amilpas está cerca e ir de un lado a otro lleva solo unos minutos cuando vas en automóvil. Además, se han establecido rutas en bici para recorrer los lugares más importantes, como las ruinas de los que alguna vez fueron importantes centros de producción de azúcar, administrados por los jesuitas.
Lee también: Un esbozo al pasado: Pinturas rupestres en medio de la naturaleza
Si quieres volver a casa con fotografías memorables, la ex hacienda de Chicomocelo será tu preferida. Edificada entre 1600 y 1650, la hacienda se encuentra en una zona de valles, lomeríos y barrancas en los que habitó el venado, el lobo mexicano (cuetlachtli) y el jaguar. Además de admirar los restos de la hacienda y de su templo, cuya fachada conserva parte de la pintura original, el paisaje es capaz de quitarte el aliento durante el verano, cuando la presa, contigua a la hacienda, se llena y refleja la arquitectura del templo en el agua.
El trueque, tradición que sigue viva
Zacualpan de Amilpas se disfruta mejor en domingo, día en el que la gente de los pueblos cercanos llega a la plaza principal desde muy temprano, con frutas y verduras cultivadas en sus huertas para intercambiarlas por otros productos. Es el tradicional trueque, que aquí ha sobrevivido al paso de los siglos.
Si quieres formar parte de esta práctica, puedes hacerlo trayendo productos que no se cultivan en la región, e incluso artículos de uso doméstico y personales. Además, puedes pagar a los productores de la forma tradicional, es decir, con dinero en efectivo.
El Oso Blanco, icónico e ideal para los curados
Con más de un siglo de historia, El Oso Blanco es un lugar icónico y profundamente arraigado en la comunidad. Se trata de una licorería ubicada en la esquina de las calles Miguel Hidalgo y Zaragoza que destaca por sus curados, bebidas artesanales elaboradas a base de aguardiente de caña y frutas de la región, preparados sin conservadores artificiales.
El Oso Blanco fue fundado por los bisabuelos de Arantxa. Desde sus inicios, este lugar ha sido un referente en la región, famoso por sus bebidas espirituosas y su ambiente acogedor. “Si vienes a Zacualpan y no visitas El Oso Blanco es como si no hubieras venido”, dice Arantxa Carrillo, quien atiende hoy el lugar.
Aquí encontrarás una gran variedad de curados: de anís, almendra, café, cacao, ciruela, durazno, guayaba, higo, jerez, jamaica, membrillo, nanche y otras frutas de la región, así como un apartado especial para los que tienen propiedades curativas, como el de amargo, el de azares, cuatecomate y amargo verde, entre otros. Cada botella cuesta 120 pesos.
Duerme entre árboles
Si de plano te dejaste seducir por este pueblo encantador y decides pernoctar aquí, el lugar ideal, sin duda, es el hotel “La casa de los árboles”, un espacio en el que la naturaleza y el arte se mezclan a la perfección. El hotel cuenta con 60 habitaciones, cada una de ellas única en diseño y decoración, insertadas en un bosque de fresnos y árboles endémicos en el que no faltan los cafetales, en memoria del pasado cafetalero del pueblo, ni los lirios.
Las habitaciones están divididas en áreas y cada habitación es única, ninguna repite en diseño. Venir aquí es garantía de confort, de que van a vivir experiencias inolvidables, en un espacio rodeado de naturaleza, dice Jerssair Romero, subdirector del lugar.
El hotel ofrece a sus visitantes varios restaurantes, recorridos en bici y un inmersódromo, un proyecto único en su tipo en el que es posible vivir experiencias audiovisuales en una sala digital en la que siempre se está creando algo, así como galerías de arte, albercas climatizadas, spa y wellness center. El costo de las habitaciones inicia en los dos mil 500 pesos, para dos personas, llegando hasta la gran suite doble, que tiene un costo de tres mil 250 pesos y es para cuatro personas.
¿Cómo llegar a Zacualpan de Amilpas?
En auto particular, sal de la Ciudad de México y toma la autopista México-Cuernavaca; posteriormente toma la salida hacia Cuernavaca en la Autopista La Pera-Cuautla y sigue por la vía Santa Bárbara-Izúcar de Matamoros que te llevará a Jantetelco. Una vez en Amayuca, toma la carretera hacia Tlacotepec que te dejará justo en la entrada al pueblo.
En transporte público. De la central de Taxqueña toma un autobús de la línea OCC a Cuautla. Una vez que llegas al municipio de Cuautla, a una cuadra de la central, por el monumento al Niño Artillero, salen combis rumbo a Amayuca. Una vez en Amayuca, toma un taxi con rumbo a Zacualpan de Amilpas. Te dejarán en el pueblo.