/ lunes 4 de noviembre de 2024

Violeta del Anáhuac / Republicano o Demócrata: México

Una de las elecciones que levanta más comentarios internacionales es la que viven los Estados Unidos. La potencia de esa Nación lleva a la revisión de primera mano del desarrollo de la elección, de la selección de candidatos y candidatas y de la contienda final que en este 2024 será este martes 5 de noviembre.

Si el mundo sigue con inusitado interés esa elección, para nuestro país, México, el tema no está lejano, no solo porque nos separa algo así como una frontera de 3 mil kilómetros, sino porque los temas que enarbola de alguna manera cruzan e impactan a nuestra República.

México ya conoce al republicano Donald Trump. Ya sabe que los temas de narcotráfico, de migración, de relaciones comerciales, le interesan; ahora ya conoce el discurso de la demócrata Kamala Harris y ya sabe que además de esos temas, en algo se asemeja también a Trump, en endurecer las fronteras con nuestro país. Aunque también el tema de la reforma judicial ha estado presente.

A pesar de que la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum tiene a dos expertos en los temas que puedan llevarse a la mesa de ambos países, Juan Ramón de la Fuente y Marcelo Ebrard, el hecho de que mantenga con rasgo de congelamiento al embajador Ken Salazar, al quitarle AMLO el derecho a picaporte y mantener esa actitud su sucesora, será inevitable buscar alianzas que permitan el diálogo antes que la fuerza o la presión, y esa es la debilidad que expertos dicen pueda tener la Jefa del Ejecutivo.

La cercanía con los Estados Unidos no solo da a nuestro país el brinco más cercano para la migración, cuyas remesas han dejado en el mes de junio 6 mil 200 millones de dólares. Sino que ellas han representado para el gobierno anterior y el que está en funciones, mantener equilibrio en las finanzas de cientos de familias de mexicanos a quienes los programas de bienestar no les soluciona la vida.

Por eso adelantó Sheinbaum que habría “coordinación no subordinación” ante quien llegue a la Presidente de los Estados Unidos, y al decirlo, evidencia que existe el riesgo de que lo segundo sea visto como algo más viable que lo primero. Pero el nerviosismo de cinco millones de mexicanas y mexicanos que están en ese país en situación irregular, de acuerdo a datos de Migration Policy Institute, debe poner nervioso a nuestro gobierno porque no resistiría una deportación de ese tamaño.

La elección que llevará a las urnas a 250 millones de sufragistas y tiene 36 millones de votos hispanos, aún no presenta una definición clara para nuestro país, el pronóstico está basado en análisis de expertos en diferentes materias y ninguno maneja escenarios alegres.

Este martes 5 de noviembre para las y los mexicanos es también una fecha de elección. No solo es la oportunidad de contar con una mujer presidenta, sino una mujer que rompe los esquemas sociales y culturales, que impulsa un nuevo rostro de la política que puede dar al mundo una lección de verdadero empoderamiento de una mujer, sin manipuleos.

Lo que determinen esos votantes, los que vayan, influirá en las relaciones con este país y la forma en que las relaciones comerciales regirán los próximos 4 años. Pero también tendrá el rostro de la migración, de la deportación, de la frontera, de la política que se juega a otro nivel, decisiones que deben ir más con la razón que con el berrinche o el hígado.

Una de las elecciones que levanta más comentarios internacionales es la que viven los Estados Unidos. La potencia de esa Nación lleva a la revisión de primera mano del desarrollo de la elección, de la selección de candidatos y candidatas y de la contienda final que en este 2024 será este martes 5 de noviembre.

Si el mundo sigue con inusitado interés esa elección, para nuestro país, México, el tema no está lejano, no solo porque nos separa algo así como una frontera de 3 mil kilómetros, sino porque los temas que enarbola de alguna manera cruzan e impactan a nuestra República.

México ya conoce al republicano Donald Trump. Ya sabe que los temas de narcotráfico, de migración, de relaciones comerciales, le interesan; ahora ya conoce el discurso de la demócrata Kamala Harris y ya sabe que además de esos temas, en algo se asemeja también a Trump, en endurecer las fronteras con nuestro país. Aunque también el tema de la reforma judicial ha estado presente.

A pesar de que la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum tiene a dos expertos en los temas que puedan llevarse a la mesa de ambos países, Juan Ramón de la Fuente y Marcelo Ebrard, el hecho de que mantenga con rasgo de congelamiento al embajador Ken Salazar, al quitarle AMLO el derecho a picaporte y mantener esa actitud su sucesora, será inevitable buscar alianzas que permitan el diálogo antes que la fuerza o la presión, y esa es la debilidad que expertos dicen pueda tener la Jefa del Ejecutivo.

La cercanía con los Estados Unidos no solo da a nuestro país el brinco más cercano para la migración, cuyas remesas han dejado en el mes de junio 6 mil 200 millones de dólares. Sino que ellas han representado para el gobierno anterior y el que está en funciones, mantener equilibrio en las finanzas de cientos de familias de mexicanos a quienes los programas de bienestar no les soluciona la vida.

Por eso adelantó Sheinbaum que habría “coordinación no subordinación” ante quien llegue a la Presidente de los Estados Unidos, y al decirlo, evidencia que existe el riesgo de que lo segundo sea visto como algo más viable que lo primero. Pero el nerviosismo de cinco millones de mexicanas y mexicanos que están en ese país en situación irregular, de acuerdo a datos de Migration Policy Institute, debe poner nervioso a nuestro gobierno porque no resistiría una deportación de ese tamaño.

La elección que llevará a las urnas a 250 millones de sufragistas y tiene 36 millones de votos hispanos, aún no presenta una definición clara para nuestro país, el pronóstico está basado en análisis de expertos en diferentes materias y ninguno maneja escenarios alegres.

Este martes 5 de noviembre para las y los mexicanos es también una fecha de elección. No solo es la oportunidad de contar con una mujer presidenta, sino una mujer que rompe los esquemas sociales y culturales, que impulsa un nuevo rostro de la política que puede dar al mundo una lección de verdadero empoderamiento de una mujer, sin manipuleos.

Lo que determinen esos votantes, los que vayan, influirá en las relaciones con este país y la forma en que las relaciones comerciales regirán los próximos 4 años. Pero también tendrá el rostro de la migración, de la deportación, de la frontera, de la política que se juega a otro nivel, decisiones que deben ir más con la razón que con el berrinche o el hígado.