En las elecciones federales del 3 de julio de 1955, las mujeres de México, acudieron a las urnas no a acompañar a sus esposos a que emitieran su sufragio, sino que ellas lo hacían por sí mismas. En Guerrero, la historia no lo registra de manera tan precisa, pero dos mujeres habrían acudido a emitir su sufragio para encabezar un liderazgo de participación ciudadana: Doña Josefina Bermeo Córdoba y Doña Fermina Ventura Neri. Doña Josefina, esposa del Gobernador del estado, Alejandro Gómez Maganda y doña Fermina, esposa del ex Gobernador Baltazar R. Leyva Mancilla, que habría entregado el poder ejecutivo en 1951 y era Oficial Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional.
En el 50 aniversario del Derecho al Voto, Inés Huerta Pegueros, Secretaria Ejecutiva del Registro Civil, entregó reconocimientos a la participación política a mujeres de diversas expresiones políticas, sociales, académicas, organizaciones civiles, empresariales, lideresas de colonias, en un evento que se desarrolló en la explanada del Museo Regional de Guerrero, una tarde lluviosa en el que repartíamos una revista conmemorativa: “tenemos el voto, queremos el poder”.
La gran apertura para la participación ciudadana fue la realización de dos marchas para protestar contra la violencia. La primera en Chilpancingo en 1990 y la segunda en Acapulco, ambas en el mes de junio. El paso de las mujeres y las consignas para dejar de ser estigmatizadas en delitos de violencia sexual, condujo a un movimiento amplio al que se sumaron varones de distintas expresiones y actividades sociales y políticas que pasó a ser conocido como MOSOCOVIS.
Se abría una participación activa, distinta a las expresiones políticas donde la presencia de las mujeres era asumida como adornos y no como seres pensantes, ni ejecutivas.
En estos primeros 70 años de participación activa de las mujeres en las urnas, la entidad cuenta con la primera mujer Gobernadora, Evelyn Salado Pineda y un Congreso y Tribunal Superior de Justicia paritarios.
La historia para estos poderes no puede aún llevarse a una conclusión por estar en su ejercicio, solo en el ámbito de la revisión de lo que están haciendo y logrando para que la sociedad en su conjunto reconozca que la participación de la mujer no es una concesión, sino un derecho.
La entidad aún presenta rezagos que muestran que la mujer está vulnerable y que el voto no ha favorecido su incorporación a la sociedad con derechos plenos, uno de ellos, elemental para los derechos humanos, no han dejado de ser objeto de venta y remontar esa costumbre y acentuada cultura que aún se da.
Ahora, reconocer a Elvia Carrillo Puerto, a Hermila Galindo, entre otras importantes mujeres, como el trabajo de las contemporáneas que dejaron un dejan un trabajo infatigable para alcanzar este reconocimiento a la ciudadanía con el sufragio, vale la pena decir a las nuevas generaciones que aún estamos construyendo el rostro del poder de la mujer y que es importante su incorporación y participación.