/ lunes 13 de mayo de 2024

Surrealismo Político | Saldaña, UAGro, ra ra ra

No cabe duda de que la historia, cuando se olvida, se corre el riesgo de repetir sin que la experiencia deje una lección y nos cobre la factura aún más elevada en sus costos sociales.

La UAGro, Universidad Autónoma de Guerrero, parece que es un ejemplo de ello.

La historia de la llamada y considerada Alma Mater de Guerrero, la que da paso al cambiar de Colegio del Estado a la Universidad Autónoma de Guerrero, dio el giro no solo en el nombre, sino en esencia, que la condujo a ser considerada Universidad Pueblo por representar justamente los sueños, representarla y defenderla en sus agravios, y enrolar en sus filas a hijos e hijas del pueblo para que se formen para seguir adelante.

Pero parece que finalmente, la UAGRO se deshace de ese último bastión del pueblo para migrar hacia la posición del poder que está representado por el poder, el racismo, la segregación.

La Universidad está en campaña para renovar cuadros de dirección académica, pero lejos de que estos sean con la propuesta de la superación académica, el despliegue de gallardetes, de movilizaciones, de porras, con el impulso de políticos, digo, de personajes universitarios, llevan el sello de la búsqueda de hacerse del poder por el poder basado en el lazo consanguíneo.

Así el grito de “Saldaña” es literal, es el de la hermana, del sobrino, del primo, de… la familia que ostenta el poder para perpetuarse, sino ¿cómo?

Y como el color de su piel es blanca, así también es el color que representa la nueva imagen universitaria, de jovencitas y jovencitos de piel blanca, en una entidad pluricultural y étnica. Quedan fuera de esa imagen de la Universidad los estudiantes de rasgos indígenas o el de la raza afro.

La universidad pueblo, según parece, de manera literal ha desaparecido y surge la nueva, una elitista clase que forma a hijos del poder para el poder al grito de “¡Saldaña, UAGro, rarara!”. ¿Surrealismo?

No cabe duda de que la historia, cuando se olvida, se corre el riesgo de repetir sin que la experiencia deje una lección y nos cobre la factura aún más elevada en sus costos sociales.

La UAGro, Universidad Autónoma de Guerrero, parece que es un ejemplo de ello.

La historia de la llamada y considerada Alma Mater de Guerrero, la que da paso al cambiar de Colegio del Estado a la Universidad Autónoma de Guerrero, dio el giro no solo en el nombre, sino en esencia, que la condujo a ser considerada Universidad Pueblo por representar justamente los sueños, representarla y defenderla en sus agravios, y enrolar en sus filas a hijos e hijas del pueblo para que se formen para seguir adelante.

Pero parece que finalmente, la UAGRO se deshace de ese último bastión del pueblo para migrar hacia la posición del poder que está representado por el poder, el racismo, la segregación.

La Universidad está en campaña para renovar cuadros de dirección académica, pero lejos de que estos sean con la propuesta de la superación académica, el despliegue de gallardetes, de movilizaciones, de porras, con el impulso de políticos, digo, de personajes universitarios, llevan el sello de la búsqueda de hacerse del poder por el poder basado en el lazo consanguíneo.

Así el grito de “Saldaña” es literal, es el de la hermana, del sobrino, del primo, de… la familia que ostenta el poder para perpetuarse, sino ¿cómo?

Y como el color de su piel es blanca, así también es el color que representa la nueva imagen universitaria, de jovencitas y jovencitos de piel blanca, en una entidad pluricultural y étnica. Quedan fuera de esa imagen de la Universidad los estudiantes de rasgos indígenas o el de la raza afro.

La universidad pueblo, según parece, de manera literal ha desaparecido y surge la nueva, una elitista clase que forma a hijos del poder para el poder al grito de “¡Saldaña, UAGro, rarara!”. ¿Surrealismo?