Hace unos cinco años aproximadamente se habló de que en nuestro país, existía el riesgo de que una sequía fuerte hiciera estragos en el campo, en el agua, en toda la naturaleza, afectando a los seres vivos, a todos, a todas. Los países acordaron acciones para intentar, primero frenar el efecto de la falta de agua, prevenir el abasto de alimentos a la población fortaleciendo al campo, y tomar medidas que permitieran disminuir la contaminación con desechos difíciles de desintegrarse.
Pero la medida implicaba no solo campañas claras, directas, hacia la población para dejar de usar utensilios contaminantes, como plásticos, si no además, aprender a clasificar la basura, también demandaba de los gobiernos políticas públicas más punitivas, como destinar espacios para el destino final de esos desechos tanto orgánicos como inorgánicos, como sancionar con la clausura a quienes generan para su venta productos contaminantes, es decir, ir al origen del problema.
Pero parece que los intereses tuvieron más fuerza, y la falta de compromiso con la naturaleza, que no vota, dejó de lado el problema para atender, cuando menos en nuestro país, a quienes si sufragan en elecciones, y no porque se les quiera o se conduelan por su situación de marginación y pobreza, sino por la utilidad electoral, y se les destinó recursos económicos sin que implicara compromiso con la sociedad, si no como acto de lealtad hacia la mano que entregó el recurso, pero no la fuente que lo produjo, los impuestos de empresarios, entre otros.
Estamos aún en invierno y en el estado de Guerrero, específicamente en el puerto de Acapulco, se han presentado diversos incendios forestales, al menos tres de dimensiones regulares.
Esto quiere decir que la calidad de los suelos está generando una condición de vulnerabilidad que hace propicio un efecto de no resistir el calor de la misma naturaleza por la afectación de los ecosistemas.
La erosión de la tierra por la falta de agua es un deterioro visible que en algunas partes de nuestro país, como se está viviendo en el norte del país, está dejando el campo seco y el ganado vacuno inerte.
La afectación del ciclo de recuperación de los ecosistemas parece que tendrán que atenderse con mayor severidad por parte de las autoridades. Porque si en pleno invierno estamos viviendo incendios forestales, cuando estos están más relacionados a fenómenos de “la niña” vinculado a los meses de escasez de agua, el indicativo es claro, la afectación al planeta nos está cobrando la factura.
La información de cómo la viven otros países parecen tan lejanos a nuestro entorno que podría condolernos en el momento de que se conocen, pero cuando estos están cerca, la reflexión y la toma de conciencia debe ser inmediata, ya que es un indicativo de que nos alcanzó el vaticinio de la hambruna, de la sequía, y lo que de ella viene, la falta de alimentos.
Porque el otro punto que nos va a generar impacto será cuando empiecen a encarecer los alimentos y entonces nos debemos cuenta que el gobierno federal no solo no actúo con políticas más asertivas a favor del campo, si no que dejó a la población sin alimentos, con sequía y con hambre. Surrealismo?