Con preocupación observo que existe aún el problema de desaparición de mujeres en el estado de Guerrero, y no se si esas cifras sean todas o existan números negros que estén en el subregistro o el miedo frene a familiares para denunciar esa situación.
Pero los análisis que se hacen se basan en números registrados, porque eso permite, o al menos antes, en los otros gobiernos que se han convertido en oposición, muy reducida en número y en acciones, permitían tomar medidas que eran llamadas políticas públicas.
Los datos que circulan sobre la no aparición de mujeres en Acapulco, Taxco y Chilpancingo, solo por circunscribir tres regiones de ocho, son preocupantes y me lleva a preguntarme: si a diario se reflejan desaparecidas, si los feminicidios están presentes con igual violencia que las del sexo masculino ¿es un peligro ser mujer en Guerrero?
A propósito del Día Internacional para Eliminar la Violencia contra las Mujeres, Evelyn Salgado Pineda, primera mujer gobernadora en la historia de Guerrero, encabezó una reunión llamada “Sistema Estatal para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer”, y con voz fuerte, firme, exclamó: “En Guerrero se implementan acciones de Cero Tolerancia a la Violencia, al Acoso y al Hostigamiento Sexual en Guerrero”.
Me emocionó esa declaración porque sin duda es válida, como los programas de Tarjeta Violeta. Y me llamó la atención que estos días también presentará un libro que, dijo, se habrá de distribuir en las escuelas primarias, no dijo en qué nivel, que serán tres mil y que tiene como propósito impulsar una educación con perspectiva de género, igualdad y prevención de la violencia, también habló de un código, ambos desconocidos por mi.
Los documentos, libro y programa Violeta, tienen valor sin duda alguna, sin embargo, le faltan tres años a su administración y su objetivo de hacer de “Guerrero un santuario para mujeres” no sé en que nivel va, si la violencia contra las mujeres está frente a la sociedad todos los días.
Frente a algunas acciones positivas que nos comparte el gobierno, están los datos de que hay fallas en esa realidad que nosotros, los del pueblo, vivimos.
En mi punto de vista hace falta que esos programas salgan más allá de las esferas que acompañan estas declaraciones y que validaran acciones y hasta descalificarán a quien se atreva a contradecirlas, pero hablo de las mujeres que no están en esos grupos, y que viven violencia.
No se ha abordado desde el autocuidado, desde la perspectiva de la familia, de las y los docentes en las aulas, desde la propia responsabilidad social ni se conocen campañas de la responsabilidad de las autoridades.
El vacío de algunas dependencias deja vulnerada a la gobernadora y su compromiso contraído tanto de la venta de niñas en La Montaña, hasta las que están en zonas urbanas. Surrealistamente hay que destacar un área del gobierno, manejada por un hombre, que está haciendo acciones visibles que favorecen la transformación de la mujer.
El santuario está lejos, será una lástima que se quede en una expresión, siendo la Primera mujer gobernadora.
Los asuntos de las mujeres no solo son o deben ser, inherentes a ellas, si el sexo masculino no nos incorporamos de manera consciente a la atención de lo que suceda con ellas, esta sociedad no avanzará. Pero parece que el avance debe ser exclusivamente personal, porque desde donde se debe promover, se silencia. ¿Surrealismo?