/ miércoles 17 de julio de 2024

Sororidad, antídoto contra la misoginia

Como que cada día va quedando atrás la misoginia. Ha costado mucho trabajar para eliminarla. Lo digo por lo acontecido en las votaciones en las que más de treinta y cinco millones de personas (mujeres y hombres) votaron por Claudia Sheinbaum. Despojarse de ideas misóginas no es fácil, cuando en nuestra cultura aprendimos a no valorarnos entre mujeres. Para nosotras, el antídoto debe ser la sororidad. Y para ellos, poco a poco, pues no valíamos como seres humanos, la única que si debía ser respetada es la madre, las demás mujeres para ellos son traidoras o están locas.

Por ello es que inventaron que por las hormonas teníamos cambios de humor, incluso Sigmund Freud supuso que por esa razón se padecía una enfermedad denominada “histeria femenina” o sea que estábamos histéricas debido a que deviene del término griego Hysteron que significa útero, y a la fecha mucha gente sí lo cree cuando ven a una mujer que se enoja la utilizan en forma de insulto.

En cambio, en el caso de la misoginia entre mujeres es otra cosa, aprendimos a rivalizar, a criticar y a competir entre nosotras; Peeero en el sexo masculino también aprendieron a rivalizar, a criticar y a competir; no obstante, se resalta que las mujeres no pueden estar juntas; sin embargo, es más lo que se dice que lo que se hace debido a dar por cierto algunos mitos que pondremos de ejemplo. Dentro de la Psicología, cuando se enfrenta la hija con la madre también se conoce como el complejo de Elektra. El otro complejo es el de Edipo, que se enamora de su propia madre.

Si se revisa la historia, los hombres son los primeros que desde las eras primitivas inventaron las guerras para competir y matarse entre ellos; las razones pueden ser religiosas, territoriales, de poder y hasta por mujeres como en la Iliada; aquí otro mito, relacionado con la discordia la que nos endilgan (por eso es mitología griega); en esta novela se supone escrita por un hombre, Homero, (desde allí empezamos) sobre la Guerra de Troya, que fue porque Paris se robó a Helena. Esta historia se refiere a que cuando se celebraba una boda entre Tetis y Peleo, a la que asistieron las diosas y dioses del Olimpo, Eris (diosa de la discordia) no fue invitada y por ello es que llegó sorpresivamente a la fiesta y arrojó una manzana de oro a la mesa, con la frase “para la más bella”. Allí se encontraban Hera, Afrodita y Atenea. Se cuenta que las tres mujeres más bellas peleaban por este título. Zeus escoge a Paris para ser el juez; las tres mujeres ofrecen sus mejores dones pero el príncipe Paris escoge a Afrodita, quien a su vez le ofrece ayuda para conquistar a Helena, y por ello se culpa a las mujeres de haber provocado este conflicto.

Pero volviendo a los “mitos”, muchas historias nos denigran como mujeres. Será por eso que en últimas fechas en algunas redes se refieren a Claudia Sheinbaum (y también a Xóchitl Gálvez) de manera despectiva, por ser mujeres. Hay que imaginar que a Claudia, a pesar de los avances, le esperan comentarios machistas y también misóginos, cuando esté dirigiendo los destinos de México.

De nuevo nos regresamos al tema. Con el tiempo nos dimos cuenta de que las mujeres, más allá de la solidaridad, nos fortalecemos en la Sororidad, que es el antídoto contra los mitos misóginos; sororidad, es solo entre mujeres, pues nos lleva a otro plano, es algo que nos hace identificarnos entre nosotras, por nuestra historia, por nuestra anatomía, por nuestros padecimientos y por todas las funciones que desempeñamos como madres y esposas, para poder apoyarnos. Esta Sororidad, dice Marcela Lagarde, es una joyita. Muchas mujeres utilizamos la palabra fraterno y enviamos saludos fraternales, por pensar que es una muestra de afecto, pero no es así, la fraternidad es entre hombres y la Sororidad entre mujeres. Porque Fraterno, dice Marcela, “es un pacto patriarcal” en el que se excluye a las mujeres.

Como que cada día va quedando atrás la misoginia. Ha costado mucho trabajar para eliminarla. Lo digo por lo acontecido en las votaciones en las que más de treinta y cinco millones de personas (mujeres y hombres) votaron por Claudia Sheinbaum. Despojarse de ideas misóginas no es fácil, cuando en nuestra cultura aprendimos a no valorarnos entre mujeres. Para nosotras, el antídoto debe ser la sororidad. Y para ellos, poco a poco, pues no valíamos como seres humanos, la única que si debía ser respetada es la madre, las demás mujeres para ellos son traidoras o están locas.

Por ello es que inventaron que por las hormonas teníamos cambios de humor, incluso Sigmund Freud supuso que por esa razón se padecía una enfermedad denominada “histeria femenina” o sea que estábamos histéricas debido a que deviene del término griego Hysteron que significa útero, y a la fecha mucha gente sí lo cree cuando ven a una mujer que se enoja la utilizan en forma de insulto.

En cambio, en el caso de la misoginia entre mujeres es otra cosa, aprendimos a rivalizar, a criticar y a competir entre nosotras; Peeero en el sexo masculino también aprendieron a rivalizar, a criticar y a competir; no obstante, se resalta que las mujeres no pueden estar juntas; sin embargo, es más lo que se dice que lo que se hace debido a dar por cierto algunos mitos que pondremos de ejemplo. Dentro de la Psicología, cuando se enfrenta la hija con la madre también se conoce como el complejo de Elektra. El otro complejo es el de Edipo, que se enamora de su propia madre.

Si se revisa la historia, los hombres son los primeros que desde las eras primitivas inventaron las guerras para competir y matarse entre ellos; las razones pueden ser religiosas, territoriales, de poder y hasta por mujeres como en la Iliada; aquí otro mito, relacionado con la discordia la que nos endilgan (por eso es mitología griega); en esta novela se supone escrita por un hombre, Homero, (desde allí empezamos) sobre la Guerra de Troya, que fue porque Paris se robó a Helena. Esta historia se refiere a que cuando se celebraba una boda entre Tetis y Peleo, a la que asistieron las diosas y dioses del Olimpo, Eris (diosa de la discordia) no fue invitada y por ello es que llegó sorpresivamente a la fiesta y arrojó una manzana de oro a la mesa, con la frase “para la más bella”. Allí se encontraban Hera, Afrodita y Atenea. Se cuenta que las tres mujeres más bellas peleaban por este título. Zeus escoge a Paris para ser el juez; las tres mujeres ofrecen sus mejores dones pero el príncipe Paris escoge a Afrodita, quien a su vez le ofrece ayuda para conquistar a Helena, y por ello se culpa a las mujeres de haber provocado este conflicto.

Pero volviendo a los “mitos”, muchas historias nos denigran como mujeres. Será por eso que en últimas fechas en algunas redes se refieren a Claudia Sheinbaum (y también a Xóchitl Gálvez) de manera despectiva, por ser mujeres. Hay que imaginar que a Claudia, a pesar de los avances, le esperan comentarios machistas y también misóginos, cuando esté dirigiendo los destinos de México.

De nuevo nos regresamos al tema. Con el tiempo nos dimos cuenta de que las mujeres, más allá de la solidaridad, nos fortalecemos en la Sororidad, que es el antídoto contra los mitos misóginos; sororidad, es solo entre mujeres, pues nos lleva a otro plano, es algo que nos hace identificarnos entre nosotras, por nuestra historia, por nuestra anatomía, por nuestros padecimientos y por todas las funciones que desempeñamos como madres y esposas, para poder apoyarnos. Esta Sororidad, dice Marcela Lagarde, es una joyita. Muchas mujeres utilizamos la palabra fraterno y enviamos saludos fraternales, por pensar que es una muestra de afecto, pero no es así, la fraternidad es entre hombres y la Sororidad entre mujeres. Porque Fraterno, dice Marcela, “es un pacto patriarcal” en el que se excluye a las mujeres.

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