La seguridad pública en México es, sin duda, uno de los temas más apremiantes y urgentes que enfrenta nuestro país. Es un hecho innegable que, durante las últimas décadas, hemos visto cómo la inseguridad ha escalado a niveles alarmantes, afectando no solo la vida diaria de las y los ciudadanos, sino también el desarrollo económico, social y político de nuestra nación.
La violencia, el crimen organizado, y la debilidad institucional en ciertas regiones demandan una atención inmediata, estrategias sólidas y, sobre todo, coordinación efectiva entre todos los niveles de gobierno.
No es posible resolver los problemas de inseguridad si no existe una verdadera voluntad política desde la federación, acompañada de una colaboración cercana con los estados y municipios.
Hasta ahora, las estrategias implementadas han sido insuficientes o mal ejecutadas, y lo que México necesita es un cambio real. Un replanteamiento que deje de lado las simulaciones y los pretextos, y que no se centre en culpar a terceros, sino en ofrecer soluciones efectivas. Tampoco se trata de tratar que las Fuerzas Armadas de forma permanente se expongan y resuelvan las vicisitudes en la materia, pues la seguridad no puede ser un tema de posturas políticas o ideológicas; se trata de proteger la vida de las y los mexicanos, quienes merecemos vivir en paz.
Un ejemplo claro de que es posible avanzar en la materia se encuentra en estados como Coahuila y Durango, donde gracias a la implementación de modelos de seguridad más sólidos y coordinados, hoy se sitúan entre las entidades con menos homicidios por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con datos oficiales del gobierno federal. Estas entidades, gobernadas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) han demostrado que con estrategias bien diseñadas y un compromiso firme, se puede reducir la violencia y devolver la tranquilidad a las comunidades.
Este tipo de ejemplos deben ser replicados a nivel nacional. No podemos dejar que la inseguridad siga paralizando al país.
En el PRI, estamos comprometidos con la construcción de un México más seguro y pacífico, poniendo a disposición del pueblo nuestra experiencia y conocimientos. Tenemos la convicción de que la seguridad pública debe ser la prioridad número uno, y seguiremos impulsando mejores leyes que fortalezcan nuestras instituciones y garanticen la protección de las y los mexicanos.
No quitaremos el dedo del renglón. No es suficiente con diagnosticar el problema; ni apostar por soluciones que no han dado resultados. Es indispensable actuar con firmeza y responsabilidad. Necesitamos una estrategia integral que no solo combata el crimen, sino que también prevenga la violencia, fortalezca nuestras instituciones y proteja a las y los mexicanos. Por nuestra patria, México merece vivir en paz.