En un país como México, donde la diversidad cultural, histórica y geográfica resalta por su riqueza y complejidad, se vuelve imperativo que las políticas gubernamentales reflejen una justicia distributiva y equitativa en la asignación de recursos, especialmente cuando se trata del presupuesto que define el desarrollo y el bienestar de las regiones más necesitadas.
Lamentablemente, en el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2024 se pretende mantener la tendencia de recortes presupuestales inconcebibles, que implican afectaciones directas para múltiples entidades y sectores del país, y Guerrero y el campo no son la excepción.
Guerrero, reconocido por su rica herencia cultural y sus innumerables contribuciones a la historia de México, enfrenta desafíos sustanciales en términos de pobreza, desigualdad, educación, infraestructura y seguridad. Sin embargo, históricamente, ha sido una de las entidades más desfavorecidas en términos de inversión gubernamental.
El partido en el gobierno ha propuesto e impulsado un Paquete Económico a todas luces inviable, que generará un déficit presupuestario para el 2024 de 1.9 billones de pesos, equivalente a un alza de 4.9%, siendo la mayor desde 1988, en el cual, se ha dejado en el abandono a cientos de miles de familias mexicanas que a través de programas se les facilitaba realizar sus labores cotidianas.
Muestra de ello es la reducción al presupuesto destinado a la adquisición de fertilizantes para los agricultores, al pasar de 4 mil 65 millones 751 mil 105 pesos en 2023 a solo 812 millones 171 mil 459 pesos para 2024, recorte que llega en un momento en que la agricultura es vital para la supervivencia de la mayoría de las familias en Guerrero, por lo que de concretarse este golpe implicaría serias afectaciones sobre el bienestar y la estabilidad económica de la población guerrerense.
La reducción en la asignación de recursos para fertilizantes también contradice el objetivo de fortalecer la seguridad alimentaria en la región. Guerrero ha enfrentado desafíos persistentes en este ámbito y la reducción en la inversión agrava aún más esta situación. La seguridad alimentaria no se logra solo con la disponibilidad de alimentos, sino también con la capacidad de producirlos de manera eficiente y sostenible.
Tampoco podemos pasar por alto la importancia de la inversión en seguridad. Guerrero ha enfrentado problemas de seguridad durante años, y una reducción en los recursos locales destinados a la seguridad podría aumentar la vulnerabilidad de sus habitantes.
Sin duda alguna, los recortes presupuestales para el Estado de Guerrero son profundamente preocupantes y merecen una reconsideración seria. Guerrero requiere una asignación de recursos justa y adecuada para abordar sus desafíos y fomentar su desarrollo.
Como senador guerrerense levanto la voz y exijo que mi Estado reciba los recursos que requiere para la atención de su población. No más ni menos.