/ jueves 3 de octubre de 2024

Presidenta con "a", sólo lo que se nombra existe

Un discurso emotivo, que si bien fue a toda la población, se enfocó a las mujeres, la nueva mandataria de México, Claudia Sheinbaum Pardo en la ceremonia de cambio de la banda presidencial, a cargo de otra mujer, Ifigenia Martínez Navarrete; en el mensaje reconoció la participación de las mujeres a lo largo de la historia de México, y en diferentes ámbitos, incluyendo a las amas de casa, y en esa misma tónica, dijo no ser presidente, sino presidenta con “a”.

Las reglas gramaticales de acuerdo con la Real Academia Española (RAE), refieren que, en lo general, los sustantivos terminados en “ente” son invariables en cuanto al género, es decir, se utilizan tanto para hombres como para mujeres (Por ejemplo, presidente o estudiante).

Es lo correcto, podrán decir los eruditos o estudiosos del lenguaje; sin embargo, también la RAE, ha ido aceptando algunos vocablos nuevos que nunca se pensó que serían reconocidos, como: ciberacoso, cubrebocas, fascistoide, izquierdoso, webinario etc. Lo que está sucediendo es que nuestro lenguaje, igual que muchas cosas en el mundo están en continuo cambio. Nuevas palabras extranjeras, o del pópulo. No se pueden quedar todo estático, porque todo evoluciona. Es así que con el movimiento de mujeres nacen nuevas propuestas para el análisis hacia la igualdad sustantiva, por ejemplo: “género”, techo de cristal, masculinidades, patriarcado… y también se busca visibilizar a las mujeres en profesiones y cargos como: presidenta.

No es que todas las cosas se feminicen, y que digamos la autobusa por el autobús; refrigeradora, por refrigerador, la libra en lugar de libro, sino que visibilicemos la existencia de la mujer, profesionista, o con un cargo en las esferas públicas y privadas..

Sin embargo, es bueno aclarar que no es una moda, es una disciplina, es filosofía; no es un capricho, son estudios de género; no es sólo el deseo de llevar la contraria, es un derecho; no es confrontación, es humanismo. Tal vez resulte difícil cambiar lo que es estructural. Desde hace varias décadas las mujeres demandaban ser tomadas en cuenta y uno de los acuerdos en los congresos feministas era utilizar un lenguaje incluyente, no sexista. Ahora es la presidenta de México quien lo hace realidad.

Ahora la RAE ha reconocido y aceptado recientemente esta acepción, no obstante desde hacía algunos años había cierta resistencia a reconocer el vocablo derivado de una propuesta, aunque en algunos contextos, el uso de la forma masculina sigue siendo común. Es natural que siga existiendo esa resistencia al cambio, después de tantos siglos, que se recurre a reglas gramaticales inamovibles, que en estos temas resultan obsoletas. Los cambios de mentalidad no son tan rápidos, llevan su tiempo.

La presidenta Claudia Sheinbaum en su discurso de toma de Posesión, después de haber tomado protesta pidió que se le nombre presidenta y no presidente, porque solo lo que se nombra existe, y con respetuosa invitación pidió que cuando se dirijan a las mujeres profesionistas lo hagan incluyendo la “a” como abogada, maestra, doctora, soldada….

Este es el inicio de un reordenamiento social, que por primera vez se toma en cuenta a las mujeres en un discurso, ir cambiando nuestra forma de actuar, de hablar y de expresarnos porque hay quienes se burlan y piensan que es una tontería todo este lenguaje, empero, no mencionar ni visibilizar, también es discriminación.

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