El viernes 15 de noviembre, fue presentado el Paquete Económico para el ejercicio fiscal de 2025. Este suceso marca el inicio de una de las discusiones más relevantes en la vida política y económica del país, ya que el Presupuesto de Egresos para el próximo año será el principal instrumento para responder a los retos y necesidades de México en un contexto económico y social complejo.
El presupuesto no es solo un ejercicio de cifras; es una declaración de prioridades. Los grandes problemas de México —seguridad, salud y educación—, entre otros, exigen una atención urgente, estratégica y sostenible. Además, la infraestructura, como columna vertebral del desarrollo económico, requiere una visión de largo plazo que potencie sectores clave como el turismo, motor esencial de crecimiento, empleo y divisas.
Sobre el particular, es menester señalar que la seguridad es uno de los principales desafíos que enfrenta México. La violencia y la inseguridad minan el bienestar de las familias y la competitividad del país. Por ello, es indispensable que el presupuesto contemple recursos suficientes para fortalecer las capacidades de las fuerzas de seguridad, con un enfoque en la prevención, capacitación y profesionalización. Esto incluye inversión en tecnología y estrategias que permitan recuperar la paz en las regiones más afectadas.
Por otra parte, la pandemia dejó en claro la fragilidad del sistema de salud en México. Aunque se han dado pasos para su fortalecimiento, millones de mexicanos aún enfrentan barreras para acceder a servicios de calidad. La inversión en infraestructura hospitalaria, medicamentos y personal capacitado es imprescindible para garantizar el derecho constitucional a la salud. Por tales motivos, el Paquete Económico 2025 debe priorizar el fortalecimiento de este sector, con especial atención a los estados más vulnerables, como Guerrero.
De igual forma, la educación es la herramienta más poderosa para transformar sociedades. México necesita un sistema educativo que forme personas preparadas para los retos del siglo XXI. Asimismo, es fundamental garantizar la permanencia de programas de apoyo para estudiantes en situación vulnerable.
Además, la infraestructura es clave para el desarrollo económico, y su impacto se multiplica cuando se orienta hacia sectores estratégicos como el turismo. Guerrero, con destinos icónicos como Acapulco, Taxco y Zihuatanejo, tiene un potencial inmenso para atraer visitantes nacionales e internacionales. Sin embargo, este potencial está limitado. El presupuesto debe incluir recursos para proyectos que fortalezcan la conectividad, mejoren la experiencia turística y promuevan la sostenibilidad.
También es importante recordar que el desastre en Guerrero, provocado por el huracán Otis, evidenció la vulnerabilidad ante fenómenos naturales. La reconstrucción de sus ciudades y comunidades debe ser un eje central del Presupuesto de Egresos. No solo se trata de levantar edificios, sino de generar condiciones para un desarrollo económico y social sostenible que permita a Guerrero ser un ejemplo de resiliencia.
Sin duda alguna, el Paquete Económico 2025 no puede ser tratado como un mero trámite legislativo. Es una oportunidad para enfrentar los grandes desafíos de México con determinación y visión.
En un país tan diverso como el nuestro, donde las desigualdades son evidentes, el diseño del presupuesto es una herramienta crucial para cerrar brechas y potenciar el desarrollo. Guerrero, símbolo de los retos y la riqueza del país, debe ser apoyado con acciones concretas. Si se aprovecha esta oportunidad, México no solo podrá superar sus retos actuales, sino también sentar las bases para un futuro más próspero y justo.