La realidad que enfrenta Guerrero hoy es una prueba clara de que la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) fue un error monumental que ha dejado desprotegidos a miles de mexicanos ante la furia de la naturaleza.
Los estragos causados por el huracán John han dejado devastados a innumerables hogares y comunidades, y la falta de un mecanismo eficiente de respuesta por parte del Gobierno Federal ha agravado la crisis. Ante ello, acentuamos en la urgencia de que se declarara estado de emergencia para los municipios afectados y se brindara el apoyo que tanto se necesita.
Desde diversas trincheras hemos insistido que el Fonden era un instrumento fundamental para enfrentar desastres naturales. Hoy, a casi un año de las afectaciones causadas por el huracán Otis, Guerrero enfrenta nuevamente una catástrofe, y la situación se ha vuelto insostenible. Los municipios como Chilpancingo, Acapulco, y las regiones de la Costa Chica y Costa Grande se encuentran en una situación crítica, y la llegada del huracán John solo ha empeorado las cosas.
No es solo un llamado, es una exigencia, pues el gobierno federal debe emitir la declaratoria de emergencia y destinar de manera inmediata los recursos necesarios para atender a las familias que hoy lo han perdido todo.
Además, la burocracia no puede ser una excusa para demorar el auxilio a quienes hoy más lo necesitan. La gente de Guerrero no puede esperar más; ya han sufrido suficiente.
La ausencia del Fonden ha dejado en evidencia la falta de preparación y respuesta ante desastres naturales. Si este fondo existiera, hoy tendríamos recursos listos para desplegar en las zonas afectadas, proporcionando refugio, alimentos y ayuda a quienes han visto sus vidas devastadas por el huracán.
Cabe recordar que el Fonden representaba la seguridad de que, ante un desastre, el apoyo del gobierno llegaría de manera inmediata y efectiva, pero su desaparición ha dejado un vacío que hoy se siente de manera dolorosa.}
Los estragos del huracán Otis no se han superado por completo, y ahora el huracán John ha venido a profundizar el sufrimiento de miles de familias. Es momento de que las autoridades federales actúen y asuman su responsabilidad. Los recursos deben llegar a Chilpancingo, Acapulco y todos los municipios de la Costa Chica y Costa Grande de Guerrero de manera urgente.
La tragedia que enfrenta Guerrero es un recordatorio de que el Fonden no era un lujo, sino una necesidad para un país que, año tras año, se enfrenta a la inclemencia de los desastres naturales.
Guerrero no puede seguir esperando. Es momento de corregir el rumbo y demostrar que el gobierno está dispuesto a proteger y respaldar a las y los guerrerenses en los momentos más difíciles. Es hora de actuar y restituir la seguridad y la esperanza a quienes hoy se encuentran en la incertidumbre.