La reelección de Rosario Piedra, como presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos nos da la lección de lo que será la elección de jueces. La mayoría oficialista la eligió, no obstante que fue la peor evaluada.
Hubo mejores perfiles de mujeres mucho mejor evaluadas y con una mejor preparación. Pero eso no importó. Los senadores de MORENA obedecieron la consigna que, por conducto de Adán López, recibieron de Andrés López.
No contó ni la preparación ni la evaluación; violando la propia norma constitucional, a la vista de todos, con cinismo impusieron a una persona que destruyó la misión de la CNDH: se dedicó a defender al Ejército, a la Guardia Nacional en detrimento de las víctimas; además de ser porrista del régimen y sicofante del ex presidente, quien sigue detentando el poder, una pensión, 15 escoltas, vehículos blindados y atención médica (todos los cuales le quitó a los ex presidentes, pero él sí los conserva).
Así es que, estimado lector, si le quedaba algún resquicio de duda, abandónela. Olvídese de los “comités de evaluación”. Tenga la certeza que éstos solo serán legitimadores de las propuestas que hagan los coordinadores de MORENA, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados; así como los que haga Claudia Sheinbaum (después del visto bueno de López Obrador, claro).
O sea, los incondicionales de Adán López, de Ricardo Monreal y del que sigue ejerciendo el poder presidencial desde Palenque.
Estamos ya no solo ante un régimen autoritario -ya de dictadura- sino ante la versión 2.0 del “Maximato”.