/ miércoles 24 de abril de 2024

Pensar y sentir 2 | “El rajiche”

De seguro se preguntarán ¿Qué es el rajiche? Esta corresponde a un léxico coloquial en la Costa Grande de Guerrero, del cual hace apelativo a las palabras como: collón, miedoso, rajado. Rajiche, el apodo que se había ganado en aquellos años de infancia entre los cinco y siete años de edad, el nombre original me lo reservo.

Recuerdo había crecido entre la costumbre del café por las mañanas, las noticias de ECO, mamá se preparaba para ir a trabajar y me pasaba a dejar a la primaria. Pero bueno, el meollo del asunto no soy yo, si no, el rajiche.

Ya en el barrio por la tarde después de la escuela nos juntábamos el chapete, Alon, el Nene, la Calaca y los hijos de Mica a jugar futbol. Recuerdo que la cancha era aquel parque del cual siempre nos corría una doctora que era dentista, que se creía dueña del parque público.

Siempre que teníamos oportunidad, la ignorábamos y seguíamos jugando. El rajiche era hijo de una vecina que vendía elotes y el provenía de una familia difícil de entender para aquellos ayeres de nuestra edad. Recuerdo que su papá era muy autoritario, hasta el punto de llegar a casi dejarlo marcado de golpes y adolorido que el pobre rajiche no se podía ni mover en varios dias.

En ocasiones cuando estábamos jugando los chavos y al rajiche ya no le había gustado el resultado de algo dentro del juego, salía corriendo y le inventaba algo a su mamá, que nosotros no lo habíamos dejado jugar o que le habíamos pegado; siempre iba inventaba algo en contra de nosotros.

Tenía esa mala costumbre de inventar cosas, a veces difícil de creer. Como para obtener algo o evitar algo, simplemente para poder pertenecer a algo o algún lugar o como también buscar ser aceptado. Hoy entiendo y comprendo a aquel niño que nosotros le colocamos aquel adjetivo calificativo. Te explico un poco el contexto de como vivía.

Aquel niño no iba a la escuela, ya que la familia decía que no era algo importante para ellos, se la pasaba todo el día con su mamá vendiendo elotes por toda la calle, colonia tras colonia; a su mamá le gustaba mucho llevar los acontecimientos que sucedían cerca de su casa y de sus vecinos y era asi, llevaba calle tras calle y otras colonias cercanas, y esto a veces era mentiras aumentadas.

Esto a ella le ayudaba porque asi podía captar la atención de varias femeninas para que le compraran más, ya que sabían que siempre tenia los chismes calientitos, perdón, los elotes y esquites. También dentro la misma colonia contaba cosas de la vecina, de la de enfrente, etc. Y el rajiche, siempre al pie de su mamá, viendo como ella hacía gala y técnica de su magistral forma de comunicar.

Los padres representan figuras de jerarquía y ejemplo de gran impacto para sus hijos. Desde el paradigma del “aprendizaje social” de Albert Bandura dice: es un proceso cognitivo que tiene lugar en un contexto social y ocurre puramente a través de la observación o la instrucción directa, incluso en ausencia de reproducción motora o refuerzo directo. Considera los aspectos sociales de nuestra vida cotidiana. Hoy, aprendemos mirando, escuchando y haciendo; al combinar estilos de aprendizaje visual, auditivo y cinestésico para comprender nuevos conceptos, retener ese conocimiento y aplicarlos.

Sin embargo, nuestro amigo de la infancia había buscado repetir todas estas conductas creyéndolas funcionales y buenas, pero su estructura no era la correcta, ya que su estilo de crianza nos da cuenta que no era el adecuado y el funcional. Este tipo de aprendizajes te hacen formar distorsiones cognitivas o ideas irracionales que nos dan una mala lectura de nuestra realidad, concepción errónea de nosotros mismos, nos percibimos en una autoestima baja, sin sentido, ya que de a poco nos damos cuenta que estas conductas no nos permiten encajar en donde quisiéramos y quedamos aislados o buscamos un grupo afin, esto si nos da tiempo el mismo tiempo, o perdemos en el intento.

Hoy no sé qué haya sido del rajiche, con toda sinceridad quisiera poder encontrarlo, ofrecerle ayuda y esperar que no sea demasiado tarde y que no se haya convertido en un miembro de la sociedad fallido. Al recordar a mi amigo de la infancia, me doy cuenta que tanto como él, asi como yo también, fuimos tan vulnerables y yo conforme y arme mis propias erróneas percepciones de la vida y de como las cambie, pero esta se las iré contando en otra columna con otro tema de por medio, como también lo que son las “Distorsiones Cognitivas o Ideas Irracionales”

De seguro se preguntarán ¿Qué es el rajiche? Esta corresponde a un léxico coloquial en la Costa Grande de Guerrero, del cual hace apelativo a las palabras como: collón, miedoso, rajado. Rajiche, el apodo que se había ganado en aquellos años de infancia entre los cinco y siete años de edad, el nombre original me lo reservo.

Recuerdo había crecido entre la costumbre del café por las mañanas, las noticias de ECO, mamá se preparaba para ir a trabajar y me pasaba a dejar a la primaria. Pero bueno, el meollo del asunto no soy yo, si no, el rajiche.

Ya en el barrio por la tarde después de la escuela nos juntábamos el chapete, Alon, el Nene, la Calaca y los hijos de Mica a jugar futbol. Recuerdo que la cancha era aquel parque del cual siempre nos corría una doctora que era dentista, que se creía dueña del parque público.

Siempre que teníamos oportunidad, la ignorábamos y seguíamos jugando. El rajiche era hijo de una vecina que vendía elotes y el provenía de una familia difícil de entender para aquellos ayeres de nuestra edad. Recuerdo que su papá era muy autoritario, hasta el punto de llegar a casi dejarlo marcado de golpes y adolorido que el pobre rajiche no se podía ni mover en varios dias.

En ocasiones cuando estábamos jugando los chavos y al rajiche ya no le había gustado el resultado de algo dentro del juego, salía corriendo y le inventaba algo a su mamá, que nosotros no lo habíamos dejado jugar o que le habíamos pegado; siempre iba inventaba algo en contra de nosotros.

Tenía esa mala costumbre de inventar cosas, a veces difícil de creer. Como para obtener algo o evitar algo, simplemente para poder pertenecer a algo o algún lugar o como también buscar ser aceptado. Hoy entiendo y comprendo a aquel niño que nosotros le colocamos aquel adjetivo calificativo. Te explico un poco el contexto de como vivía.

Aquel niño no iba a la escuela, ya que la familia decía que no era algo importante para ellos, se la pasaba todo el día con su mamá vendiendo elotes por toda la calle, colonia tras colonia; a su mamá le gustaba mucho llevar los acontecimientos que sucedían cerca de su casa y de sus vecinos y era asi, llevaba calle tras calle y otras colonias cercanas, y esto a veces era mentiras aumentadas.

Esto a ella le ayudaba porque asi podía captar la atención de varias femeninas para que le compraran más, ya que sabían que siempre tenia los chismes calientitos, perdón, los elotes y esquites. También dentro la misma colonia contaba cosas de la vecina, de la de enfrente, etc. Y el rajiche, siempre al pie de su mamá, viendo como ella hacía gala y técnica de su magistral forma de comunicar.

Los padres representan figuras de jerarquía y ejemplo de gran impacto para sus hijos. Desde el paradigma del “aprendizaje social” de Albert Bandura dice: es un proceso cognitivo que tiene lugar en un contexto social y ocurre puramente a través de la observación o la instrucción directa, incluso en ausencia de reproducción motora o refuerzo directo. Considera los aspectos sociales de nuestra vida cotidiana. Hoy, aprendemos mirando, escuchando y haciendo; al combinar estilos de aprendizaje visual, auditivo y cinestésico para comprender nuevos conceptos, retener ese conocimiento y aplicarlos.

Sin embargo, nuestro amigo de la infancia había buscado repetir todas estas conductas creyéndolas funcionales y buenas, pero su estructura no era la correcta, ya que su estilo de crianza nos da cuenta que no era el adecuado y el funcional. Este tipo de aprendizajes te hacen formar distorsiones cognitivas o ideas irracionales que nos dan una mala lectura de nuestra realidad, concepción errónea de nosotros mismos, nos percibimos en una autoestima baja, sin sentido, ya que de a poco nos damos cuenta que estas conductas no nos permiten encajar en donde quisiéramos y quedamos aislados o buscamos un grupo afin, esto si nos da tiempo el mismo tiempo, o perdemos en el intento.

Hoy no sé qué haya sido del rajiche, con toda sinceridad quisiera poder encontrarlo, ofrecerle ayuda y esperar que no sea demasiado tarde y que no se haya convertido en un miembro de la sociedad fallido. Al recordar a mi amigo de la infancia, me doy cuenta que tanto como él, asi como yo también, fuimos tan vulnerables y yo conforme y arme mis propias erróneas percepciones de la vida y de como las cambie, pero esta se las iré contando en otra columna con otro tema de por medio, como también lo que son las “Distorsiones Cognitivas o Ideas Irracionales”