/ jueves 4 de julio de 2024

La absurda iniciativa de López

Sigo sin entender, jurídicamente hablando, la propuesta del señor López Obrador de elegir jueces. No le hallo pies ni cabeza. Es demencial.

Los argumentos vertidos no tienen sustento ni lógica. Que porque el Poder Judicial es corrupto. ¿Todos los jueces, tanto del ámbito estatal y federal? Pero no muestra una sola prueba o evidencia concreta. El que afirma está obligado a probar.

Concordemos que hay casos de corrupción (como los hay en el Poder Legislativo y Ejecutivo de los tres ámbitos de gobierno); pero no es la generalidad, mucho menos la totalidad. ¿Y con el voto popular se va a acabar con la corrupción? Pues no ha acabado con la corrupción que se da en el propio Poder Ejecutivo.

Que porque los jueces dejan libres a criminales. ¿Quién es él para juzgar y dictar sentencia condenatoria sin tener ni la atribución ni la facultad, ni el expediente o carpeta y menos la experiencia?

Aquí mucho tiene que ver, no la administración de justicia, sino la procuración de la misma. Esto es, la integración de la verdad histórica que hace el Ministerio Público. Porque una carpeta mal o deficientemente integrada por el Ministerio Público, el juez no va a suplir la deficiencia, negligencia o incapacidad de éste, por lo que tendrá que pronunciarse sobre las pruebas que se le presentan. Y si éstas no son las idóneas, pues el juez está obligado por la ley (hecha por el Legislativo) a poner en libertad al reo.

Y, en este sentido, nada se propone en materia de procuración de justicia. Es decir, no hay coherencia en la iniciativa, porque la justicia tiene dos columnas: procuración y administración. No se dice nada sobre la primera (incluyendo la prevención del delito y la investigación criminal que son la causa que más del 90 por ciento de los delitos no sean castigados); solo se quiere que en la segunda desaparezcan los jueces, sin ninguna motivación válida y menos con una fundamentación y sin proponer las reformas a los códigos civil, penal, mercantil y sus respectivos códigos de procedimientos. Me parece un despropósito. Es una iniciativa carente de sustento, metodología, sistema.

Reitero lo que señalé en mi anterior artículo: para llegar a juez, a magistrado y a ministro se llevan muchos años de trabajo, de estudio y de exámenes; y, sobre todo, de experiencia que solo da el trabajo diario. Un carpintero no se hace ebanista de la noche a la mañana. Le cuesta años de práctica. Igual un médico cirujano, un capitán de vuelo o uno de navegación marítima.

No obtienen su experiencia ni su pericia por sufragio popular. Yo no podría opinar y mucho menos elegir a un cirujano. No tengo ni los conocimientos ni la experiencia para poder evaluar la pericia, conocimientos y capacidades ni de éste ni de otro profesionista.

Eso solo se prueba con una larga trayectoria en la profesión, oficio, técnica o arte respectiva y que sea evaluada por los expertos en esa materia. No es “enchílame otra”. ¿Usted dejaría que un cirujano, sin práctica ni trayectoria ni experiencia, ni la especialidad le practicara una cirujía a usted o a un hijo en el corazón, el hígado, los riñones o cualquier órgano de su cuerpo? Solo porque fue electo “por voto popular” del “pueblo bueno y sabio”.

Sigo sin entender, jurídicamente hablando, la propuesta del señor López Obrador de elegir jueces. No le hallo pies ni cabeza. Es demencial.

Los argumentos vertidos no tienen sustento ni lógica. Que porque el Poder Judicial es corrupto. ¿Todos los jueces, tanto del ámbito estatal y federal? Pero no muestra una sola prueba o evidencia concreta. El que afirma está obligado a probar.

Concordemos que hay casos de corrupción (como los hay en el Poder Legislativo y Ejecutivo de los tres ámbitos de gobierno); pero no es la generalidad, mucho menos la totalidad. ¿Y con el voto popular se va a acabar con la corrupción? Pues no ha acabado con la corrupción que se da en el propio Poder Ejecutivo.

Que porque los jueces dejan libres a criminales. ¿Quién es él para juzgar y dictar sentencia condenatoria sin tener ni la atribución ni la facultad, ni el expediente o carpeta y menos la experiencia?

Aquí mucho tiene que ver, no la administración de justicia, sino la procuración de la misma. Esto es, la integración de la verdad histórica que hace el Ministerio Público. Porque una carpeta mal o deficientemente integrada por el Ministerio Público, el juez no va a suplir la deficiencia, negligencia o incapacidad de éste, por lo que tendrá que pronunciarse sobre las pruebas que se le presentan. Y si éstas no son las idóneas, pues el juez está obligado por la ley (hecha por el Legislativo) a poner en libertad al reo.

Y, en este sentido, nada se propone en materia de procuración de justicia. Es decir, no hay coherencia en la iniciativa, porque la justicia tiene dos columnas: procuración y administración. No se dice nada sobre la primera (incluyendo la prevención del delito y la investigación criminal que son la causa que más del 90 por ciento de los delitos no sean castigados); solo se quiere que en la segunda desaparezcan los jueces, sin ninguna motivación válida y menos con una fundamentación y sin proponer las reformas a los códigos civil, penal, mercantil y sus respectivos códigos de procedimientos. Me parece un despropósito. Es una iniciativa carente de sustento, metodología, sistema.

Reitero lo que señalé en mi anterior artículo: para llegar a juez, a magistrado y a ministro se llevan muchos años de trabajo, de estudio y de exámenes; y, sobre todo, de experiencia que solo da el trabajo diario. Un carpintero no se hace ebanista de la noche a la mañana. Le cuesta años de práctica. Igual un médico cirujano, un capitán de vuelo o uno de navegación marítima.

No obtienen su experiencia ni su pericia por sufragio popular. Yo no podría opinar y mucho menos elegir a un cirujano. No tengo ni los conocimientos ni la experiencia para poder evaluar la pericia, conocimientos y capacidades ni de éste ni de otro profesionista.

Eso solo se prueba con una larga trayectoria en la profesión, oficio, técnica o arte respectiva y que sea evaluada por los expertos en esa materia. No es “enchílame otra”. ¿Usted dejaría que un cirujano, sin práctica ni trayectoria ni experiencia, ni la especialidad le practicara una cirujía a usted o a un hijo en el corazón, el hígado, los riñones o cualquier órgano de su cuerpo? Solo porque fue electo “por voto popular” del “pueblo bueno y sabio”.